La niebla y el frió recibieron a los más de 80 mil espectadores que se acercaron a San Siro para vivir el derby de la madonnina. Muchos trataron de calentarse comiendo perros calientes, emparedados y salchichones en alguno de los puestos de comida rápida cercanos al estadio, otros por su parte prefirieron hacerle frente al clima con unas cervezas.
A mi llegada, una bandera de Colombia llamó mi atención. El amarillo, azul y rojo resaltaban en medio de tanto rossonero y negrazzurri. Mi mente me ordenó adquirir esa bandera, como si se tratara de un mensaje o un presagio, hice caso al instinto que surgió y la llevé conmigo al partido.
En el interior del gigante de Milano, una batalla de mosaicos se llevó a cabo minutos antes del encuentro. La curva sud, lugar donde se establecen los tifosi del Milán, aprovechó que eran locales y con un espectacular dibujo que hacía referencia a los derbys del pasado que cubrió los dos primeros pisos de la tribuna popular ganó la cruzada del color.
Pese a ser superados, los tifosi del Inter, que solo tuvieron acceso a la segunda bandeja de la curva nord por ser visitantes, desplegaron cientos de banderas y se hicieron sentir pese a ser minoría.
Yo vestido de amarillo, con la camiseta y bandera de Colombia resaltaba entre la multitud, que se me acercó a decirme cosas en italiano, y que lo único que entendía era “Carlos Bacca”.
El delantero Atlanticense, fue el más ovacionado durante el anuncio de la formación del Milán, Cristian Zapata su compatriota y compañero de equipo fue suplente, mientras que en el equipo rival Jeison Murillo, el único colombiano que tiene el Inter tras la partida de Freddy Guarín al fútbol chino, fue titular y tuvo la misión de evitar a toda costa que Bacca marcara un gol.
Los primeros minutos del partido fueron de mucho estudio entre las dos escuadras, pocas llegadas a los arcos y mucha disputa del balón en el medio campo. El artillero colombiano tuvo siempre sobre su sombra a su compatriota, que no lo dejó ni respirar.
El Milán dominó en la cancha, pero en la tribuna los que se hacían escuchar eran los aficionados del Inter. Cantos que fueron silenciados con el primer gol, obra de Alex.
Así terminó la primera parte, donde se vio más lucha que fútbol. Pero el segundo tiempo fue mucho mejor. El Inter salió en busca del empate y desnudó las falencias defensivas de su rival de patio. Situación que generó un consumo de uñas masivo en las tribunas.
Mauro Icardi, quien entró para tratar de empatar el partido, estuvo a punto de provocar una ola de infartos, cuando el árbitró señaló una pena máxima, que el argentino cobró, con tan mala fortuna que su disparo se estrelló rebeldemente contra el palo de la portería defendida por Gianluigi Donnarumma. El joven arquero de los rossoneros, que con tan solo 16 años jugó su primer derby della madonnina.
El guarda metas milanista celebró eufórico el penal errado, con dedicatoria incluida para los tifosi del Inter que estaban ubicados detrás de su arco. La alegría de “gigi” no fue bien recibida por los hinchas visitantes, que demostraron su descontento lanzando una bomba de estruendo, que por fortuna para el espectáculo, no cayó en la cancha.
La acción provocó un cambio en el partido. En el Inter pareció que desmotivó a los jugadores mientras que a los del Milán les dio un segundo aire y más fuerza. Hecho que se vio reflejado con el segundo gol del partido. Obra de Carlos Bacca.
El artillero aprovechó un descuido de Miranda, ( jugador que había cambiado la marca con Murillo), y se zambulló en el área para conectar un centro y enviar el balón al fondo de la red.
La anotación del colombiano que ocurrió en la portería más lejana de mi ubicación en la tribuna, me llevó al éxtasis. Pues decenas de hinchas que estaban a mí alrededor me abrazaron como si hubiera sido yo el autor de aquel gol, que le dio la tranquilidad al equipo de Sinisa Mihajlovic.
La celebración sigue en mi mente y mi cuerpo, aún no tengo voz tras el grito de gol del domingo, y el posterior “Bacca, Bacca, Bacca” que exclamé junto a todo San Siro, mientras ondeaba orgulloso la bandera tricolor.
El 3 a 0 fue obra de Niang, que solo tras una gran jugada de recuperación de Bonaventura, definió en dos tiempos ante Handanovic y sentenció el derby.
Bacca completo cuatro partidos por Serie A marcando goles, una estadística que me llenó de orgullo patrio, que demostré caminando por la tribuna, pasillos y calles aledañas del San Siro exhibiendo el amarillo, azul y rojo de la bandera de mi país.
Jairo A. Castillo
@jairocastillo88