El denominado “Reading Room” en el que se puede consultar el acuerdo de Asociación Trasatlántica, más conocido como TTIP en sus siglas en inglés (Trasatlantic Trade and Investment Partnership), se encuentra en el Ministerio de Economía y Competitividad.
Ayer miércoles, el representante de Podemos, Pablo Bustinduy, responsable de la secretaría de Relaciones Internacionales, ha acudido a esta sala para la consulta del documento en cuestión y lo ha hecho además bajo estrictas normas de confidencialidad, tras lo cual ha declarado que: “Pedimos que se hagan públicos estos documentos porque es un tratado que sería perjudicial para nuestra soberanía y para nuestra democracia. Un gobierno de Podemos hará todo lo posible porque este tratado no salga adelante”.
Recordemos que el partido de Pablo Iglesias no está a favor de firmar este acuerdo de libre comercio entre EE.UU. y la Unión Europea. Así lo han hecho saber en diversas ocasiones, incluyéndolo además en su primera campaña electoral. Pero no son los únicos que se oponen a este tratado. IU también ha hecho saber públicamente su desacuerdo con el TTIP y su negativa a firmarlo cuando llegue el momento.
Sin embargo el acuerdo de Asociación Trasatlántica tiene el apoyo del resto de partidos mayoritarios entre los que se encuentran el PP, PSOE y Ciudadanos. El debate sobre las negociaciones de este acuerdo comercial se ha hecho eco en múltiples medios de comunicación y ya existen dos facciones: por un lado sus defensores que ven en el TTIP una ventaja para las economías tanto de la UE como de la americana. Resaltan sus beneficios entre los que se incluye una homogeneización de las normativas sanitarias o de producción, la supresión de aranceles entre las dos potencias facilitando el intercambio comercial o evitar la discriminación de las empresas extranjeras. Se defienden además del argumento principal de los detractores sobre la opacidad de las negociaciones alegando que la Comisión Europea ha hecho públicos diversos documentos de dicha documentación.
Por otro lado tenemos a los detractores del TTIP, no solo consideran una mala señal el secretismo con el que se consulta el tratado o se realizan las negociaciones sino también que no ven claro todos estos posibles beneficios de este acuerdo de libre comercio. Consideran que las ventajas económicas que se puedan obtener de esto no están aseguradas y además no se garantiza que sea equitativa para ambos participantes. Con respecto a la homogeneización de las normativas, se ve con reticencia que esto pueda ir en detrimento de la regularización existente en Europa, haciendo que productos no admitidos por las normas sanitarias de la UE ahora tengan las puertas abiertas. Finalmente, para lo que los defensores del TTIP consideran un intento de evitar la discriminación de las compañías extranjeras, los detractores ven en ello una mayor facilidad para las empresas privadas de hacerse con sectores públicos como la educación o la sanidad.
En el ámbito internacional, el acuerdo de Asociación Trasatlántica no es el único que Estados Unidos ha estado negociando. En febrero de este año se ha firmado el Acuerdo Transpacífico conocido como TPP (Trans-Pacific Partnership), un tratado similar al TTIP entre EE.UU y países del pacífico como Australia, Japón, Canadá o Vietnam entre otros. Con este tipo de acuerdos se puede estar llegando a una segunda liberalización de la economía mundial.
/Sharon Arispe Michel
