Según lo previsto, este martes Podemos presentará su programa marco para las elecciones autonómicas del 24 de mayo, al margen del debate interno sobre algunas medidas que se abordan en su contenido. La dirección del partido que lidera Pablo Iglesias ha justificado el retraso de su publicación por los estudios de viabilidad que se aplicaron a las propuestas.

El programa estaría acompañado de una memoria económica que justificaría las propuestas y su impacto. Redactado por Juan Carlos Monedero, quien el pasado 30 de abril presentó su dimisión como miembro del órgano directivo, pretendería denotar responsabilidad institucional, a decir de fuentes próximas a la formación. Podemos querría convencer a una franja de electores moderados, cansados de las dinámicas del bipartidismo.

Informaciones publicadas por el periodista Francesco Manetto desvelan que el programa marco «hará hincapié en dos ejes con los que la formación busca también mantener un vínculo con sus orígenes y las exigencias de los círculos y sus simpatizantes”: la deuda y la política de vivienda.

Podemos sugirió el impago de la deuda pública durante su campaña para las elecciones europeas, sin embargo, matizó la propuesta llamándola restructuración. Aquella reflexión se traslada a las familias y a los pequeños y medianos empresarios españoles, para los que el programa plantea una conversión del estatus de emprendedores al de consumidores, con el objetivo de permitirles negociar con las entidades financieras en otras condiciones.

Por otro lado, el programa aborda la lucha contra los desahucios. Las ejecuciones de los bancos seguirá siendo una cuestión de primer orden, como lo han constatado las negociaciones entre Podemos y el PSOE de Susana Díaz, en Andalucía.

Podemos requiere fijar una postura concreta de cara a los sufragios autonómicos, porque Ciudadanos, partido emergente que tutela Albert Rivera, le ha despojado adeptos, más tras la marcha de Monedero, que ha supuesto una confrontación entre las dos nóveles fuerzas políticas. «Las dos formaciones han pasado de erosionar las perspectivas electorales de los dos partidos tradicionales a enfrentarse directamente entre ellas por atraer a una misma franja del electorado (jóvenes profesionales, urbanitas e indignados con la gestión de la crisis) y por capitalizar el discurso del cambio en las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo», escribe el corresponsal político de El País.

El partido de Rivera, analizan los expertos de Metroscopia para aquella publicación, ha atraído a anteriores votantes del PP que cumplen con el perfil de ser jóvenes, laboralmente activos, con estudios, residentes en núcleos urbanos, y que vieron en Podemos la única posibilidad de castigar al partido que habían votado hasta ahora sin caer en la abstención.

En noviembre de 2014, por ejemplo, en torno a un 8% de anteriores votantes del PP manifestaron su intención de votar a Podemos. Entonces, ningún elector mostraba su preferencia por Ciudadanos, que todavía era una fuerza de aspiraciones estrictamente catalanas y sin implantación nacional. En abril, ya sólo un 2% de los anteriores votantes del PP se mostraba dispuesto a votar a la formación de Pablo Iglesias.

El secretario general de Podemos, pese a reconocer el impulso de Ciudadanos para romper el tablero político, seguiría considerando a Rivera un rival menor, porque los votantes a los que aspira llegar son principalmente a los del PSOE.

Según Metroscopia, “los espacios ideológicos parecen ya bien definidos. Los futuros votantes de Ciudadanos se posicionan de media en el 5.3;  los de PP en el 6.5; y los del PSOE y Podemos en el 4.0 y en el 3.6, respectivamente”. Es decir, España atestigua «un centro-izquierda disputado”, del que todos quieren arañar retales de orgullo.

Por @Daniel_Chanona