Con voz seria, profunda, rasgada y sin dejar nada por observar, Ricardo García Vilanova habla junto a su compañero de trincheras, Antonio Pampliega en los micrófonos de www.europeamedia.es , del conflicto sirio, de Irak, … de los lugares en conflicto donde han paseado su cámara para enseñar al mundo qué ocurre más allá de nuestras narices.
Ricardo ofrece una mirada triste, que puede ser del madrugón o por los momentos que no puede olvidar tras sus 195 días de cautiverio en Siria y, que no quiere contar, o tal vez, no pueda.
Al fotógrafo le cuesta ser protagonista y en breve, tras la entrevista telefónica que mantiene con Onda Madrid, tiene que enfrentarse a un auditorio lleno de estudiantes con ganas de lanzarle preguntas. Tendrá que escuchar desde: qué valiente eres y te mereces un aplauso, hasta qué puedo hacer para ser corresponsal como tú, y es entonces cuando aparece una sonrisa. La única de la mañana.
Hablar con los alumnos, compartir su experiencia, compartir su profesión le hace sentir más cómodo que cuando Eli del Valle le da la enhorabuena por su último premio de reporterismo que le han dado estos días. Además de valiente eres también humilde. No obstante, al igual que en la entrevista radiofónica, en el auditorio del edificio B de la Universidad Europea de Madrid, evitas determinadas cuestiones, e incluso evitas algunas miradas directas. De vez en cuando, se tapa con esas manos que tantas imágenes nos ha ofrecido y nos ha roto el corazón. También te acaricias la barba, una barba de un gris incipiente que te hace atractivo y pensativo, muy pensativo.
Ricardo, esta mañana en la Facultad de Artes y Comunicación de la Universidad Europea de Madrid, te han hecho muchas preguntas. Me he quedado con las ganas de que nos contases qué pasa por tu cabeza en estos momentos, cómo te sientes. No me olvido de tu colega Javier Espinosa. ¿Qué os pasa por la cabeza cuando veis a vuestros compañeros degollados en directo?, ¿Qué piensas de esa situación tú, que hoy has dado una lección de moral?
Sssshhhhh… silencio. Del secuestro no se puede hablar.
Rosa Mª Mateos.
