Fue una tarde muy intensa. Portugal, campeona de Europa hace dos años se las veía con una selección uruguaya que no había encajado un gol en todo el torneo. No era un reto sólo para Cristiano sino para todo el conjunto charrúa del maestro Tabárez. Comenzó a rodar la pelota y allá donde estaba la delantera uruguaya se olía peligro.
El delantero uruguayo, Edinson Cavani, del París Saint Germain se erigió el hombre del partido desde que puso el primer balón en el fondo de la red. La defensa charrúa consiguió su particular objetivo: empequeñecer a Cristiano Ronaldo, que llegaba a la cita mundialista con ganas de hacer historia con su país y no pudo. Hizo las maletas horas después que el astro argentino, Leo Messi.
Las aguas tampoco bajaron tranquilas para la selección argentina. El conjunto de Sampaoli pudo rozar el “milagro” pero los galos parecía que saltaron al campo con el espíritu de la Toma de la Bastilla y aquellas épocas gloriosas de Francia volvieron. Lo hicieron de mano de Kylian Mbappé, cuya piel se transformó en la de un Napoleón futbolístico y llevó hacia la victoria a su selección. Jugó prácticamente como si fuera un veterano que lleva 10 – 15 años jugando para Les Bleus, pero a Kylian le queda mucho recorrido y muchos partidos grandes por jugar.
Rusia despide a Cristiano y Messi, pero es un despido justo. En una misma noche, los dos cracks del fútbol se despiden de la cita más grande que el fútbol genera cada cuatro años. Es así de triste pero así de justo, ambas selecciones no merecían pasar de ronda en Rusia 2018.
Enrique González | @kikegonzapc
