Es de todos conocidos que la economía española ha sido, es y será durante muchos años altamente dependiente del sector ladrillo. Aunque en muchas situaciones nos ha ayudado a avanzar como nación y a convertirnos en una potencia europea, esta dependencia ha sido la causante de que el impacto de la crisis económica se haya cebado con nuestro país y más especialmente con las clases trabajadoras medias y bajas. No obstante, y aunque aún quede mucho trabajo por delante, se están empezando a vislumbrar señales de que estamos recuperándonos de la grave situación en la que nos dejó postrada la crisis de 2008.
Pero, ¿lo estamos haciendo de la forma correcta? ¿O estamos volviendo a cometer los viejos errores que nos llevaron a una situación cercana a la quiebra técnica? Aunque es pronto para saberlo y aún queda espacio por recorrer, muchos analistas y expertos inmobiliarios están alzando la voz para avisar a la sociedad de lo que se nos viene encima.
Hay un dato muy relevante que da una señal de alerta sobre la situación actual: la demanda del alquiler está cayendo y aun así los precios siguen escalando hasta límites similares o incluso superiores a los pre-crisis (especialmente fuertes en las grandes ciudades, como Madrid o Barcelona). Este aumento se está dando de forma paralela en los precios de la compra de vivienda. Según los expertos en la materia, se está llegando a tal punto que se está superando el umbral de accesibilidad de la población española, lo que puede suponer un parón en la demando de compra y alquiler. Es decir, al no subir los salarios y el poder adquisitivo al mismo ritmo que la vivienda, las familias españolas no podrán «consumir este producto», por lo que las promotoras y los bancos (principales proveedores de oferta inmobiliaria) tendrán un stock muy elevado de viviendas a las que no podrán dar salida. Siguiendo las reglas del mercado libre, esto podría conducir a una caída dramática de los precios: si no puedo vender mis activos por su valor, prefiero venderlos y obtener un margen menor incluso incurrir en pérdida que «quedarme» con el activo en mi cuenta de resultados.
Muchos podríamos pensar que esto es un simple problema generado por los bancos y que por tanto, si los precios bajan, serán ellos los que merecidamente deberán asumir las consecuencias. No obstante, como en otros muchos casos, no sólo serán los bancos los que reciban el duro golpe, sino que seremos nosotros, el grosso de la población, los que veamos como nuestras viviendas y por tanto nuestra riqueza neta se desploma. Una vez más, las clases medias y bajas son las que sufrirán las consecuencias de una escalada de precios en muchos casos especulativa y avariciosa. Y ya se sabe lo que dice el viejo dicho: la avaricia rompe el saco.
Hay un dato final que considero relevante compartir, y que muchos analistas internacionales han considerado que es uno de los riesgos más preocupantes del panorama actual. La demanda actual está impulsada en gran medida por lo que han denominado «demanda de reposición», que consta de familias que ya tienen una casa en propiedad y que desean cambiar de vivienda (vendiendo la antigua y sustituyéndola por una nueva), inversores (principalmente enfocados a alquilar las viviendas que compran) y compradores de segunda residencia (donde el grupo más importante son los extranjeros). Hay algo que caracteriza a este grupo de compradores: casi el 40% de sus transacciones no necesitan una hipoteca o un crédito. ¿Y qué tiene esto que ver con el mercado inmobiliario? Es muy sencillo. Los bancos viven gracias a los créditos y las hipotecas, algo estructural en la banca española, y son los jóvenes los que formarán los hogares del futuro y los que, por tanto, serán la base del sector promotor y de los bancos españoles. Si la demanda actual de vivienda se resume a lujo, especulación y además no necesita de los bancos para su financiación, ¿cuánto tiempo más podrán vivir los bancos con esta dinámica? ¿Es cuestión de tiempo (muy poco según algunos expertos) que esta situación estalle? ¿Volverán a pagar las consecuencias los mismos de siempre? Estamos en un momento clave que definirá el futuro de los españoles. Y debemos ser conscientes de que no podemos cometer los mismos errores del pasado. Todos conocemos las consecuencias de ello y un segundo golpe como el de 2008 podría dinamitar la senda de crecimiento que tanto ha costado construir.
Marta Alcobendas