Con la abdicación de monarca español, muchos de sus súbditos se han preguntado –por fin- si es necesaria una monarquía en este país. Si realmente el motivo de su abdicación es, como indicaban ayer todos los titulares, “para salvar a la monarquía de la crisis institucional”, la pregunta es obvia: ¿por que no se convoca un referéndum vinculante? ¿No sería una buena forma de “salvarla”? O al menos, una forma de respaldarla, un lavado de cara a una monarquía de las más antigüas de Europa, pero también una de las que más escándalos ha registrado en los últimos años –caso NOOS, escándalos varios como el de Botswana, Corinna…-

El caso es que, sea como fuere, los anteriormente mencionados súbditos se han echado a la calle, en manifestaciones en muchos casos multitudinarias –Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao-, y en otros casos, no tan multitudinarias, pero cargadas de simbolismo, como por ejemplo en dos ayuntamientos asturianos, Langreo y Mieres, en cuyos balcones han ondeado las banderas tricolores.

¿Seguirá una institución anacrónica como es la monarquía de espaldas a “su” pueblo? El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ya ha anunciado públicamente que “quien quiera modificar la Constitución, deberá seguir los cauces establecidos para ello”. El gran interrogante ahora mismo, es si su partido lo permitirá –recordemos que cuenta con mayoría absoluta-. El otro partido mayoritario, el PSOE, a través de Rubalcaba, ha anunciado su apoyo a la corona, pero dentro de sus filas, ya se han escuchado las primeras voces discordantes, como las de sus propias juventudes (JSE), que reclaman, al igual que Izquierda Unida y el partido que está en boca de todos actualmente, Podemos, un referéndum.

Por otra parte, ¿qué pasará ahora con el ex-rey? ¿Seguirá con su inimputabilidad y todos sus privilegios? Quedan aún demasiadas incógnitas por despejar de esta ecuación. Parece ser que se va a hacer una modificación constitucional, aunque aún no hay ni siquiera un borrador, para ponerlo en una especie de limbo legal.

También parece que, además de las calles, en las redes sociales le crecen los enanos a Juan Carlos, ya que el anuncio de su abdicación coincidía con la emisión del programa «Mujeres y Hombres y Viceversa«, y muchos de los consumidores del programa de tronistas mostraban su disconformidad con la coincidencia, a través de mensajes que probablemente no se investiguen, pero que, con el Código Penal en la mano, están tipificados como «delito de injurias a la Corona», como se puede ver en la imagen.

«Un hombre, un voto», lema de la democracia; democracia en la que estamos. Y en este caso, también se cumple: un hombre, D. Juan Carlos I, y un voto: el suyo. Como en todas las democracias… ¿o no?

Andrés Abella