Diversos medios internacionales se han hecho eco de la noticia del reciente cese de Pedro J. Ramírez como director del diario El Mundo, destacando en particular un artículo de The New York Times que recuerda situaciones que consideran similares a lo acontecido en España, uno de los países que se mencionan en el artículo es China, el otro es Egipto, lo que hace plantearse cual es la imagen que transmite España internacionalmente y si en realidad estamos sujetos a este tipo de censura que parece plantear.
Con el primer país destaca la gran semejanza con la situación sufrida aquí; el director del diario Ming Pao es cesado por los dueños del periódico debido a las quejas presentadas por el Partido Comunista Chino y el segundo caso que expone son los cargos criminales presentados contra 20 periodistas de la cadena Al Jazeera, por supuestamente conspirar con el partido de los Hermanos Musulmanes.
Al ser comparados con dos países que coartan la libertad de sus ciudadanos podemos deducir que al menos en el panorama internacional se cree que en España no hay
ningún tipo de libertad de expresión, una creencia que parece bien fundada cuando recordamos que nos encontramos en un país que acaba de implementar una ley de trasparencia con la que desde hace varios años cuentan todos los países de Europa de más de un millón de habitantes.
Ahora bien aunque el gobierno haya tomado un pequeño paso hacía esta libertad de expresión, con la aprobación de esta ley. Tambiém es cierto que con la destitución de Pedro J. Ramírez, que él asegura al New York Times fue culpa del gobierno de Rajoy, el cual niega tener algo que ver, parece que nos acercamos más que nunca a un periodo de censura periodística del que los grandes medios no se atreven a hablar.
No es que el ex director de El Mundo sea el emblema de la libertad de expresión, aunque parece que muchos piensen así, especialemente tras su salida del diario, también hay otros muchos contrarios a su manera de hacer periodismo, por ejemplo el Gran Wyoming escribía en Infolibre que probablemente el mayor logro de Pedro J. fue “el empeño en pretender estar del lado de la libertad de expresión, al tiempo que siempre ha trabajado para los enemigos de esa libertad…”
Lo que si está claro tanto para aquellos que lloran su marcha como para aquellos que la aplauden es que ningún periodista debería ser cesado por un gobierno, y que si esto es lo que realmente ha ocurrido nos merecemos ese artículo en el que nos comparan con uno de los países que más coartan la libertad de expresión y es más, si todos los periodistas estamos dispuestos a tolerar este trato quizá incluso nos merezcamos cualquier tipo de ley que apruebe la censura puesto que esta claro que nos hemos olvidado de la ética que rige esta profesión y de los derechos humanos básicos que deben ser respetados.
Pilar Ramón / @PilarRamon_