Tras un periodo de estabilidad en el nivel de riesgo de los países de la región mediterránea de Europa, donde todos los pronósticos apuntaban a una vuelta a la recuperación a un ritmo muy similar al de los años anteriores, esta semana pasada han saltado todas las alarmas una vez más. En este caso, la alerta se ha materializado en forma de un aumento relevante en la prima de riesgo de Italia y de España por efecto de un cóctel de sucesos que han generado inseguridad en los mercados de ambas naciones.
El origen de este aumento de los niveles de incertidumbre es claro. Después de las últimas elecciones en Italia, los claros vencedores fueron el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga Norte. Aunque ambos partidos pueden considerarse como políticamente opuestos (el primero de extrema izquierda y enraizado en el sur del país y el segundo claramente conservador y defensor de la superioridad del norte de Italia respecto al sur), hay dos puntos que acercan sus posturas hasta casi confluir: el populismo y el euroescepticismo. Contra todo pronóstico, lograron llegar a un acuerdo para investir a un primer ministro con un claro perfil euroescéptico, que fue inmediatamente rechazado por el actual Gobierno italiano. Fue en este punto cuando las alarmas se activaron y los analistas predijeron que la falta de consenso para elegir un primer ministro podría llevar al país a unas nuevas elecciones que, de facto, se convertirían en un referéndum sobre la permanencia de Italia en el Euro.
Como consecuencia de esta inseguridad, la prima de riesgo italiana (indicador que mide el riesgo del país) se ha disparado hasta niveles máximos, superando los 300 puntos básicos. Este ascenso se traduce en un aumento del interés del bono italiano a 2 años hasta rozar el 2,5% y el interés exigido a 10 años hasta un 3%. En ambos casos, estos datos suponen el peor registro de la prima desde junio de 2017.
El efecto contagio de nuestros vecinos no se ha hecho esperar. La prima de España e Italia han ido tradicionalmente de la mano, debido a las grandes similitudes entre ambas sociedades (y por tanto entre ambas economías). Este hecho, unido a la situación repentina de incertidumbre política en España tras la moción de censura express que ha desplazado al actual presidente Rajoy de la Moncloa, siendo sustituido por el socialista Pedro Sánchez, ha disparado la prima de riesgo española hasta rozar los 150 puntos básicos, muy por encima de los 70 en los que había logrado estabilizarse.
No obstante, el mercado ha vuelto a otorgar su confianza a ambos países en las últimas sesiones. Por un lado, Italia ha logrado investir a un primer ministro más moderado (el jurista y tecnócrata Giuseppe Conte) y en España los inversores han considerado que el nuevo presidente realizará una gestión continuista de los planes económicos ya lanzados por el anterior gobierno. Tras la sesión del 4 de junio, la prima española ha vuelto a niveles inferiores a los 100 puntos básicos, mientras que la italiana ha bajado hasta los 213. Sin embargo, cabe destacar que la diferencia entre ambas primas (tradicionalmente similares) sigue en máximos históricos, ya que el nuevo gobierno italiano, a pesar de la moderación de su nuevo mandatorio, sigue estando soportado por Luigi di Maio y Matteo Salvini, líderes de los movimientos euroescépticos y que controlarán las carteras de Economía y de Interior respectivamente.
En todo caso, esta tregua en los mercados supone un soplo de aire fresco que tanto Italia como España agradecerán para consolidar sus pretensiones de seguir creciendo a un ritmo superior al 2% en el caso de España y al 1% en Italia.
Marta Alcobendas