1 de agosto. 1980. La sirvienta de la casa de los marqueses de Urquijo, en Somosaguas, se extraña de que los señores no bajen a desayunar. Se fija en que alguien ha forzado una de las puertas del chalé. Alarmada, se lo dice al chófer, que llama a un guardia jurado. Los tres suben a las habitaciones y encuentran a las señora marquesa y a su marido asesinados a tiros en la cama.
La crónica negra española está a punto de escribir una de sus páginas más famosas. El ABC saca el crimen en portada: “Misterioso asesinato de los marqueses de Urquijo”. El País dice que “los autores conocían perfectamente la casa”.
Un buen día, la policía detiene a Rafael Escobedo, Rafi, marido de Miriam, la hija de los marqueses. Lo enchironan en Carabanchel. Tres días después, confiesa el crimen. Luego nos enteramos de que la declaración se obtuvo mediante tortura. Desde entonces, Rafi proclama a los cuatro vientos su inocencia. Y, aunque no hay ninguna prueba que lo relacione con el crimen, al empezar la vista oral, el juez se dirige a él diciendo: “Levántese el culpable”. La suerte está echada. La sentencia dice que Rafi lo hizo “sólo o en compañía de otros” y lo condena a cincuenta y tres años de cárcel.
Poco después, Rafi apareció en su celda, ahorcado con una sábana. Si la muerte de los marqueses es una gran incógnita criminal, la muerte de Rafi es la guinda del pastel. Un final en falso, bastante trágico y abierto a todo tipo de teorías conspiranoicas que, más de cuarenta años después, siguen sin respuesta.
Y, además, la tumba de Espronceda en @cementeriosanjusto.
«Háblame de tí», de Los Pecos.
Omar Sharif en Madrid.
«El edén de las manitas de cerdo», de @enriqueperezbalsa.
El teatro Apolo.
La música de Rimski-Korsakov.
Y mucho más, en @estoesotrahistoria.
CON @estesan1969
@ainer_75
@rpbolero
@yolandarochamoreno
@edgarmartinjimenez
@europeamedia
@ueuropea