Esta semana han comenzado  las IV Jornadas de Otoño de Periodismo y el principal evento que se encontraba dentro de ellas era el retorno del V Seminario de Periodismo al límite, que este año se centraba en los corresponsales en conflictos.

El Seminario, organizado por el profesor Fernando Ávila junto a Jose María Peredo, contó con cuatro conferencias del más alto nivel dentro del ámbito del periodismo de guerra e internacional. A primera hora comenzó la charla protagonizada por Ricardo García Vilanova y Antonio Pampliega, periodistas que han ejercido de corresponsales en la guerra de Siria, fue  una de las más emotivas debido a la cercanía de los hechos y al secuestro de 195 días que sufrió Ricardo. No se llegó a hablar de este particular hecho, nadie quería estropear el ambiente melancólico que produjo el ver algunas de las imágenes de las que estos dos periodistas fueron testigos y las cuales capturaron con sus cámaras.

Los vídeos que mostraron al público del auditorio describían la evolución de estos ya tres años que va durando la guerra en Siria. Visiblemente afectado, Ricardo hablaba de la actual situación que padecen los periodistas que acuden a guerras como freelance porque desde 2011 ya no cuentan con prácticamente ninguna ayuda por parte de las agencias o medios que les piden su colaboración. Habló también de la transformación de la figura del cámara, fotógrafo o reportero en un periodista multimedia que hace el trabajo de seis hombres, lo cual para él es «inviable porque se daría una información irreal ya que no profundizas en la historia». Por su parte, Antonio nos dejó con frases como esta que le decía su madre cuando iba de nuevo a cubrir una guerra: por las noches dejo el teléfono inalámbrico apagado en la mesilla y espero a que me llame tu compañero para decirme que te han matado. Se notó en el turno de preguntas lo afligidos que se encontraban los estudiantes tras haber escuchado todo lo que les contaron los periodistas.

Tras esta conferencia, llegó el turno de Felipe Sahagún, periodista especializado en política internacional, que tuvo tiempo para analizar tanto la situación política como para dar sus predicciones para el futuro; y como buen profesor que es, también dejó recursos a los alumnos para poder analizar la situación por ellos mismos y alguna lección de periodismo. Destacó el cambio de modelo de transmisión de la información diciendo que «los periodistas han dejado de ser los intermediarios, no hay modelo»y que, por eso deberíamos «pensar como nuevos inmigrantes en un país, que son optimistas paranoicos» y  actuemos como si nos encontráramos un siglo más adelante.

Según él, «la carrera no es nada si no es una carrera permanente. Se empieza cuando aprendes a escribir, es decir, desde que naces; y nunca acaba» y «la clave del éxito o del fracaso es la motivación, las ganas de, la obsesión por…. Antes a esto se le llamaba vocación y ahora motivación». Para él, en el periodismo y en la vida «simplificar lo complejo» es la clave.

Volviendo al ambiente melancólico tras una charla más académica, llegó la tercera conferencia del día, en la que Fernando Ávila transmitió a los alumnos su experiencia hace 20 años como corresponsal de guerra en la peor matanza del siglo XX, la de Ruanda. El profesor dijo que el momento en el que llegó era más una crisis humanitaria, pero tras el asesinato en abril del presidente se convirtió en una matanza de 800.000 muertos en apenas cinco meses. Al haber ido como cámara de televisión para Televisa, mostró un video resumen de todas las imágenes que pudo captar durante su estancia en el país africano. A pesar de haber pasado dos décadas de aquello, se notaba en sus ojos todavía el dolor y él mismo lo dijo «es imposible que se te olvide algo así. Al final sientes la necesidad de ayudar y de contar la historia. Es imposible ser empático», además comentó que «dormir allí es muy difícil, aunque estas agotado, cuando dejas de trabajar pasas a tu parte humana e intentas ayudar todo lo que puedes». Fernando, que ha cubierto más guerras a parte de la de Ruanda, dice que existe una «connotación racista» a la hora de dar importancia a las noticias y queda demostrado ya que Ruanda dejó de ser noticia antes de lo que debía y no se actuó, pero casos como el de la guerra Yugoslavia fueron muy sonados y al final la OTAN actuó.

Durante aquellos años el material para poder cubrir las guerras era bien diferente a ahora, Fernando dijo que llevaban 500 kilos de él y el transporte a lugares conflictivos llevaba unas cinco horas. Además, no contaban con internet o redes sociales para informarse de lo que sucedía instantáneamente, pero supieron que había un grupo de Médicos del Mundo y se convirtió en su principal fuente de información. Tras acabar la cobertura de esa guerra intentaron realizar un programa para ayudar a la situación ruandesa, pero nadie quiso sacar a adelante el proyecto que Alberto Peláez, su compañero, y él habían propuesto.

Para finalizar con el Seminario, Vicente Javier Clemente Suárez, profesor de la Universidad e investigador, y el Comandante José Juán Robles nos mostraron una tesis que vienen realizando en conjunto desde hace unos cuatro años, basada en la respuesta psico-fisiológica en diferentes situaciones de combate. En anteriores ocasiones han realizado estudios basándose en los combatientes y, actualmente, quieren desarrollar una nueva averiguación en lo que respecta a los periodistas que se encuentran en zonas conflictivas.Esta investigación puede ser clave para ayudar a periodistas que vayan a cubrir guerras, porque se ha demostrado que en esas situaciones de estrés una persona no es consciente totalmente de lo que ha sido testigo o, incluso, de sus propios actos.

Y con esto acabó una estupenda jornada de Periodismo al Límite, y esto se puede decir porque todos los ponentes se quedaron a disfrutar de la totalidad de las conferencias.

Teresa Novillo

Twitter: @TeresaNovillo