Un histórico Manchester United, que desde la partida de su gran jefe Sir. Alex Ferguson perdió la mística de su grandeza, y navega en aguas cada vez más caudalosas. Con todos los ojos puestos en su entrenador Louis Van Gaal, que en un caótico último trimestre del 2015, vio como su equipo pasó de ser el líder de la Premier League a estar sexto en la tabla, enfrentó a otro grande. Al Chelsea, cuya historia y pergaminos empezó a labrar en la última década cuando un multimillonario ruso decidió comprarlo, y que después de ser campeón de Inglaterra en la temporada pasada, ahora mira de reojo hacia los puestos de descenso.
El teatro de los sueños, fue el escenario de este trascendental encuentro en el que además de la euforia que genera un clásico, tenía un ingrediente especial. El cara a cara de dos entrenadores holandeses que le añadía al partido un toque de sabor adicional.
Guus Hiddink, quien ante la salida de José Mourinho, tomó las riendas de los blues para intentar sacarlos del bache futbolístico que afrontan, podía dejar sin puesto a su compatriota Van Gaal si ganaba el encuentro, y de paso darle trabajo a su antecesor en su actual cargo, pues el polémico “Mou” es el principal candidato para ocupar el banquillo de los diablos rojos.
En las horas previas al partido, en los alrededores de Old Trafford se vendían como pan caliente las bufandas alusivas a la fusión entre el Manchester United y el entrenador portugués.
Con esos condimentos se dio inicio al encuentro que le sobraron patadas, le faltaron goles, pero no quedo corto en emociones ni polémicas.
En la ausencia de anotaciones tienen total responsabilidad los dos arqueros. De Gea y Courtois hicieron posible atajadas que no se ven ni en el Play Station.
El arquero español al servicio del Manchester United, sacó con las uñas de su mano derecha un cabezazo de John Terry que lo dejo a contra pie. Y como si fuera el único que quisiera que el entrenador holandés continuara al frente del equipo, desactivo dos mano a mano, curiosamente a sus compatriotas, Pedro y Azpilicueta.
El arquero belga del Chelsea no se quedo atrás y con una tapada kamikaze, donde se jugó la cara, el estomago y sus partes nobles, evitó que Ander Herrera se convirtiera en el actor más aclamado por el público del teatro de los sueños.
El partido no dio tiempo para parpadear, tuvo momentos de ida y vuelta, contragolpes a velocidad y juego fuerte que transitó por el filo del juego sucio. Practicado especialmente por los locales, que no tuvieron piedad para ir con toda sobre las extremidades de Hazzard, William y Oscar.
Las polémicas no podían faltar en el clásico, dos penales claros no fueron sancionados por el cuarteto arbitral.
Una mano intencional del brasileño William y una patada de Azpilicueta a Mata en el área chica, las jugadas que levantaron a los casi setenta y seis mil aficionados que colmaron las graderías del estadio.
La mala puntería también estuvo presente en el mítico césped del Old Trafford. Martial en el primer tiempo estrelló un balón en el palo, y Rooney, en la última jugada de peligro del partido envió a la fila 19 un balón que en otros tiempos seguro era gol.
Al final 0 a 0, y un punto para cada escuadra. El Manchester queda sexto en la tabla con 30 unidades a 9 del liderato, mientras que el Chelsea se planta en la décimo cuarta posición con 20 puntos, a tres de la zona de descenso directo.
Jairo Castillo
@jairocastillo88
