El pasado 9 de noviembre se celebró en Cataluña el proceso participativo sobre el futuro político de Cataluña, donde 2.305.290 personas votaron sobre si Cataluña debería o no ser un Estado, y en caso afirmativo, si debería ser independiente.
El proceso participativo sobre el futuro político de Cataluña, firmado por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, el pasado 28 de septiembre en el Palau de la Generalitat, ha sido la sustitución a la consulta planteada inicialmente, debido a que fue suspendida de forma cautelar el 29 de septiembre por la impugnación ejercida por parte del Gobierno, y la consiguiente aceptación a trámite de los recursos de inconstitucionalidad por parte del Tribunal Constitucional, de algunos artículos de la Ley de consultas populares no refrendarias y otras formas de participación ciudadana y del decreto de convocatoria de la consulta.
De este modo, el proceso participativo de este 9N se apoyaba en el artículo 43 de la Ley de consultas, que no había sido anulado por el Tribunal Constitucional. Sin embargo, el 4 de noviembre dicho Tribunal admitió a trámite unos recursos que el Ejecutivo había presentado sobre esta nueva consulta, por lo que esta quedó suspendida cautelarmente.
Sin embargo, y a pesar de la decisión del Constitucional, durante el 9N los “locales de participación” –a modo de colegios electorales- abrieron de 9 de la mañana a 8 de la tarde.
La jornada se vivió entorno a un ambiente festivo y de tranquilidad, a pesar de que ocurrieron algunos incidentes durante la jornada. El más grave se produjo cuando cinco ultras, de entre 21 y 34 años, fueron detenidos por los Mossos d’Esquadra y acusados de delitos de lesiones, daños y orden público tras irrumpir en la Escuela de Hostelería de Girona, entre gritos de ‘Viva España’ por causar daños en los bienes de la escuela y romper a patadas una de las urnas de cartón que se fabricaron para depositar los votos.
Otro contratiempo ocurrió en el distrito de Horta-Guinardó de Barcelona, pues dos locales de votación fueron boicoteados, al haber sido selladas sus cerraduras con silicona.
Por último, otros incidentes de la jornada se produjeron en L’Hospitalet de Llobregat, cuando la directora de un instituto de este municipio se negó a dar las llaves del recinto a los voluntarios para que se usara como local de participación. En la localidad de Pontons, en Barcelona, aparecieron también algunas pintadas tildando al consistorio de “fascista”, debido a que el alcalde la localidad, Lluís Caldentey (PP), no cedió ningún local para que se pudiera celebrar el proceso de participación en ese municipio, por lo que los vecinos de Pontons tuvieron que desplazarse, a través de un microbús dispuesto por el Consell Comarcal, hasta Torrelles de Foix. En el Instituto Montserrat de Barcelona, algunos asistentes abuchearon a Jordi Pujol y a su esposa, Marta Ferrusola, cuando acudieron a votar, mientras que otros se tomaron fotos con el que fue Presidente de la Generalitat de Catalunya y quien actualmente se encuentra acusado por casos de corrupción.
Es de destacar las denuncias que UPyD y el partido político de ultraderecha, Plataforma per Catalunya presentaron ante el juzgado de guardia el 9N, en las cuales se exigía la detención de los líderes catalanes y organizadores de la jornada por haber celebrado el proceso participativo y la consiguiente paralización de éste, pues su realización era contraria a la resolución del Tribunal Constitucional que lo había suspendido. Los jueces, coincidiendo con los fiscales de guardia de ese día, decidieron no retirar las urnas como medida cautelar, al considerar las medidas desproporcionadas.
Finalmente, el resultado del 9N, cuyo escrutinio total acabó ayer con un 100% de los puntos de participación contabilizados, incluidos los del extranjero, arrojó el siguiente resultado: la independencia es favorable por un 80,76% de los votos, mientras que un 10,07% de los votos aboga por que Cataluña sea un Estado pero no independiente. Por su parte, un 4,54% de la totalidad de los votos opta por la no conversión de Cataluña en un Estado.
Acudieron a votar el 36,6% de sociedad catalana, aunque la Generalitat espera aún arañar unos cuantos votos más, pues hasta el 25 de noviembre es posible votar en las delegaciones territoriales del gobierno de Cataluña.
Por su parte el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha calificado de “fracaso” el 9N argumentando que la mayoría de los catalanes no ha secundado el proceso participativo. Además, ha negado la posibilidad de realizar un referéndum vinculante en Cataluña a pesar de que, según sus palabras, Mas pretende imponérselo.
A pesar de todo, Rajoy ha elogiado su sensatez a la hora de no retirar las urnas, si bien a “algunos les hubiera gustado que tomara decisiones más drásticas”, ha afirmado el presidente del Gobierno.
Ramón Alarcón Sánchez.