Para poner la guinda al pastel, la segunda jornada de la XXV Semana de la Comunicación fue cerrada por los editores de la revista Mongolia, Eduardo Galán y Darío Dante. Durante esta masterclass han expuesto a los alumnos hasta donde pueden llegar los límites del humor ilustrándolos con una gran variedad de vídeos y reflexiones, así mismo con muchas de las caricaturas creadas y publicadas por ellos dos.
Entonces, ¿cuáles son los límites del humor? Pues bien, quizás, el humor no tiene límites pero sí que hay que tener muy en cuenta el contexto en el que se hacen los chistes y las sátiras. Para mostrar esto, los ponentes elaboraron una lista sobre lo que en nuestra sociedad hoy en día puede bromear y sobre lo que no. Algunos de los temas enumerados que la sociedad no considera «políticamente correcto», es el cáncer pero sin embargo, sí que podemos bromear con la malaria. Como explican ellos mismos, esto se da porque en el contexto social actual, hay muchos casos de cáncer y lo vemos como algo cercano y triste como para que alguien se atreva a hacer algún tipo de burla sobre eso, a diferencia de la malaria, que lo vemos como una enfermedad lejana, la cual muy difícilmente nos puede afectar. Aun así, estos dos personajes dicen que el límite del humor es para ellos, el Código Penal. Estos tienen experiencia en saber a dónde llegan las fronteras del humor, ya que debido al incumplimiento de este conjunto de leyes, van a tener que sentarse delante del Supremo. Pero con todo, estos adoran su profesión y sostienen que hay veces que hay que ofender a la audiencia, haciendo hincapié en que sobre todo le gusta vejar a algunos grupos sociales.
La última sentencia a la que se tienen que enfrentar los editores de Mongolia es por el caso Ortega Cano. Después de que el ex-torero saliera de prisión por matar a un peatón, Eduardo y Darío publicaron en su portada una caricatura de Ortega Cano al volante. De esta manera, el extorero pidió una indemnización de 40.000€ por vulneración de su derecho de honor.
Después de todos los ejemplos que han surgido en los últimos años de gente imputada por excederse de lo políticamente correcto, como pasó por ejemplo con Dani Mateo por ultraje a la bandera de España o como el caso de Willy Toledo, los dos ponentes sostienen que “lo peor de llevar a juicio al humor, no es la libertad de expresión sino que es volver a la justicia un chiste”.
Alexis Peños Ramos
Paula Fernández Dios