‘‘Fue un largo camino, pero siempre con una meta muy clara, acabar dirigiendo’’ Daniel Monzón, reconocido director de cine, tuvo un encuentro esta mañana con los alumnos de Comunicación Audiovisual y Multimedia de la Universidad Europea de Madrid.
A las 10:30, en el Auditorio B de la UEM, Luis Calandre, Decano de la Facultad de Artes y Comunicación, realizó, como es costumbre, la presentación del invitado que se encargaría de la inauguración del nuevo curso para todos los alumnos asistentes, especialmente los estudiantes de Comunicación Audiovisual y Multimedia. Daniel Monzón, director de películas como ‘‘Celda 211’’ o la recientemente estrenada ‘‘El Niño’’, ha dado apertura al curso académico 2014/15 con una emocionante retrospectiva de su trabajo hasta la fecha.
Monzón, un hombre vital, visiblemente emocionado a la hora de hablar de su trabajo, alguien que se define a si mismo como ‘‘un brasa’’, un hombre que nunca permanece callado, comenzó como redactor de críticas en la revista ‘‘Fotogramas’’, posteriormente director del programa televisivo ‘‘Días de cine’’, y director de varios largometrajes: ‘‘El corazón del Guerrero’’, ‘‘El robo más grande jamás contado’’, ‘‘La caja Kovak’’, ‘‘Celda 211’’ -ganadora de ocho premios Goya– o su último proyecto, ‘‘El Niño’’.
El director apareció acompañado de su amigo y productor Álvaro Augustin, Director General de Telecinco Cinema, y productor de varias de sus películas, entre ellas ‘‘Celda 211’’ y ‘‘El Niño’’, además de otras películas como ‘‘Ocho apellidos vascos’’ de Emilio Martínez-Lázaro, o ‘‘El laberinto del Fauno’’ de Guillermo del Toro. Monzón le considera su productor, su apoyo y su punto de vista, además de la persona que le ha otorgado la libertad para llevar a cabo proyectos que de otra forma habrían sido imposibles. Augustin fue una de las personas que, junto con Javier Ugarte, otro de los productores de ‘‘El Niño’’, acompañaron a Monzón las primeras semanas y le ayudaron a hablar con la policía ‘‘metiéndonos hasta la cocina, que era lo que yo quería’’, los servicios aduaneros, e incluso los delincuentes, los llamados ‘‘Gomeros’’, dedicados al contrabando de hachís. Daniel Monzón es un director conocido por introducir delincuentes reales en el reparto de su película ‘‘Celda 211’’, ‘‘si queréis que nos lo creamos tenemos que meter personas de verdad’’ – recuerda haber comentado alguna vez a sus productores-.
Monzón y su guionista Jorge Gerricaechevarría se encontraban escribiendo el guión de una comedia negra para grabar en Inglaterra, pero detuvieron el proyecto cuando el frente de Telecinco Cinema les propuso usar el espacio del Estrecho de Gibraltar para hacer un Thriller, de lo que más tarde y tras mucha investigación nació la idea de ‘‘El Niño’’. ‘‘Quería contar esta historia desde dos perspectivas, la de la ley y la de los delincuentes’’ -explicó Monzón-, ‘‘Celda 211 nos abrió la puerta, tanto con los delincuentes como con la ley, les encantó a todos’’, pero no por eso la tarea fue fácil ‘‘o realmente crees a muerte o no vas a aguantar todas las inclemencias del camino’’ -concluyó-.
El director tuvo varios ‘‘Gomeros’’ retirados en el departamento de arte. La película es un retrato del asunto del narcotráfico en el estrecho. ‘‘Lo más importante de una película es una historia que enganche y unos personajes que vayan de la mano, te tienes que nutrir de vida y de realidad’’, Monzón busca un ‘‘estilo casi documental’’, una cárcel real, presos reales, etc. ‘‘Si yo lo que quiero es que al espectador le llegue de una forma muy veraz, no puedo utilizar a actores de los más conocidos’’. La producción de ‘‘El Niño’’ contó con cinco personas que no habían actuado nunca, la idea era ‘‘unir actores conocidos con completos inexpertos haciendo una mezcla homogénea’’.
A continuación Monzón dio paso a la ronda de preguntas de los alumnos, que se mostraron interesados y participativos con el director.
Pregunta: Como decides un día hacer una película y como consigues sacar el proyecto adelante.
Monzón: Levaba muchísimo tiempo queriendo hacer una película, desde que mi abuela me llevó a ver King Kong cuando era pequeño, mi padre tenía muchos libros de cine. Fue una obsesión, era como un coleccionista obsesivo, compulsivo, iba haciendo mi Súper Ocho, absurdas peliculillas de dos minutos, colé artículos en ‘‘Fotogramas’’, me llamaron de la tele, de la radio, conocí mucha gente, me hice amigo de productores y me dieron esperanzas. Las entrevistas me permitieron aprender mucho, igual que ser director del programa, remontando películas para conseguir piezas importantes, jugando a montar y desmontar las películas para aprender lenguaje cinematográfico. Lo primero que aprendí es, si escribes un guión y se lo das a otro director es como dar un hijo en adopción, no te puedes quejar, sentí que quería seguir escribiendo para cine, pero para intentar hacerlo yo’’. ‘‘Fue un largo camino, pero siempre con una meta muy clara, acabar dirigiendo’’
Con esta y otras preguntas se dio por concluida, entre aplausos de reconocimiento hacia el director, la ceremonia de apertura del nuevo año académico 2014/15 en la Facultad de Artes y Comunicación de la Universidad Europea de Madrid.
Jaime Mayoral Pérez