El espectáculo en el estadio Santiago Bernabeu, ante miles de aficionados que poblaban sus gradas, echó el cierre a una jornada festiva, aderezada por los habituales actos oficiales con las instituciones, colofón a una temporada triunfal y plagada de éxitos.
La celebración por La Duodécima, conquistada el sábado en Cardiff, fue el apunte final del plantel de Zinedine Zidane, especialmente reconocido por los aficionados y seguidores del Real Madrid que durante toda la tarde invadieron parte de las calles de Madrid para disfrutar de la temporada del doblete.
Una exhibición de luz y sonido completó un día intenso de actos para la plantilla del Real Madrid, que culminó su recorrido festivo en el Santiago Bernabeu, de donde había partido cinco horas antes para pasear la Orejona por las sedes de la Comunidad, del Ayuntamiento y de la Plaza de Cibeles, cuya diosa fue engalanada con una bufanda y una bandera del equipo por los capitanes Sergio Ramos y Marcelo. Tal y como manda la tradición.
La fiesta de la plantilla del Real Madrid que esta temporada ha conquistado el doblete, además de la Supercopa Europea y la Mundial de Clubes, culminó en el estadio Santiago Bernabeu, con la presencia de cada jugador en medio del habitual espectáculo de luz y sonido, que animó la fiesta.
Con el showman Miki Nadal como maestro de ceremonias, el tramo final de la celebración echó a andar al ritmo de la canción de Luis Fonsi «Despacito». Las luces se apagaron y solo el resplandor de los teléfonos móviles y las imágenes de las pantallas del escenario propiciaban algo de iluminación a la situación.
El año de cada una de las doce Copas de Europa logradas por el club asomaron en medio del tablado instaurado en el centro del césped del recinto.
Fue el momento en el que uno por uno fueron apareciendo, reclamados por Miki Nadal y alumbrados por un magnífico juego de luces. Zinedine Zidane y el resto del cuerpo técnico fueron los primeros en alcanzar el escenario preparado. Después cada jugador. Todos a excepción del portugués Fabio Coentrao, que no acudió a los actos de celebración y al que tampoco se le vio en la fiesta sobre el césped del estadio Millenium de Cardiff.
Cristiano Ronaldo, Marcelo y Sergio Ramos fueron los últimos en ser llamados por el locutor. El portugués fue el más ovacionado. El brasileño apareció con el trofeo de Liga, que también fue ofrecida a la afición. El capitán, Ramos, puso el cierre a la relación de integrantes de la plantilla. Irrumpió con la Duodécima en sus manos y una corona con SR4 inscrita, en su cabeza.
Con el plantel al completo los jugadores elevaron los trofeos acompañados por el «We are de champions» para dar paso a los discursos de Zidane, Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo, para el que el público pidió un nuevo Balón de Oro.
El periplo por Madrid había empezado horas antes. Con los jugadores citados, precisamente, en el estadio Santiago Bernabeu. A media tarde, con los jugadores ataviados con el traje oficial y, en el caso de alguno, como de Cristiano Ronaldo, con retoques en su ‘look’, especialmente en el pelo, partieron en autobús hacia el centro de la ciudad.
Tal y como sucedió hace dos semanas, con el trofeo de la Liga en la mano, fue la sede de la Comunidad de Madrid, la Real Casa de Correos, la parada inicial de la Duodécima, el último éxito logrado por el Real Madrid, en la serie de actos oficiales y festivos programados.
La presidenta de la Comunidad Cristina Cifuentes recibió a los jugadores y miembros del cuerpo técnico del Real Madrid. Cifuentes aguardó en la puerta de la Real Casa de Correos la llegada del autobús que trasladó a la comitiva blanca desde el estadio Santiago Bernabeu.
«Prometimos volver y aquí estamos. Hemos hecho historia y hemos logrado un doblete que tiene un sabor especial. Estamos orgullosos del equipo y gracias por recibirnos, Cristina. Hala Madrid», apuntó en su discurso Sergio Ramos, el primero en hablar.
Por su parte, Florentino Pérez dijo que la Duodécima representa «la búsqueda de lo imposible y el logro de algo que nadie había podido hacer antes. Este escudo y esta camiseta no tienen límites. Nos sentimos orgullosos de nuestros jugadores, que muestran un compromiso total a nuestros valores. Esta plantilla nos ha dado tres Copas de Europa en cuatro años. Es la mejor del mundo y al frente de ella el mejor entrenador del mundo, Zinedine Zidane».
La presidenta de la Comunidad de Madrid, ataviada con la camiseta del Real Madrid, que tuvo un recuerdo inicial para las víctimas de los atentados de Londres y los heridos en Turín, destacó el papel de la plantilla en Cardiff y también el trabajo de su técnico Zinedine Zidane. «Llevar esta camiseta es un honor tremendo para mí. como madridista que soy y por todos los madrileños porque es el triunfo de todos»
De la Comunidad la expedición se trasladó al Ayuntamiento, donde fue acogido por la alcaldesa Manuela Carmena, que en la recepción destacó al conjunto blanco como «el mejor equipo del mundo y lo tiene Madrid»
Tal y como ocurrió hace trece días, Carmena hizo entrega a los jugadores como «detallito» de una medalla de chocolate con la imagen de la fuente de las Cibeles, pero «con sabor diferente». Algo que fue aplaudido con cierto sarcasmo por los jugadores del Real Madrid.
El equipo madridista, por su parte, hizo entrega a la alcaldesa de una réplica de la denominada «Orejona», y dos camisetas madridistas: una con el número 1 y el nombre de Carmena; la segunda, con el número 12.
El paso por la Plaza de Cibeles fue el más esperado. Miles de seguidores aguardaron en el punto de encuentro habitual para los madridistas la llegada de la Copa y el ritual con la diosa. La comitiva llegó en un autobús descubierto, después de saludar a los aficionados que poblaban las calles.
Sergio Ramos y Marcelo cumplieron con la tradición. Alentados por el himno del club, atravesaron la pasarela junto al resto de jugadores y arroparon a la Cibeles con una bandera de España con el escudo madridista y una bufanda sobre su corona.