El Racing de Santander retorna a Segunda División. El conjunto cántabro se sobrepuso a todas las adversidades posibles durante este año. Hablo de impagos, hablo de engaños y hablo de delincuentes profesionales, estafadores de primer nivel. El mundo entero se paró para ver los valores y la dignidad que demostró esta plantilla (30 de enero). Un día después, los racinguistas volvieron a ser libres. Casi cinco meses más tarde, los jugadores verdiblancos pasaron de ser héroes a leyendas, y de leyendas a dioses. Tras el empate en la ida frente al Llagostera (0-0). El Sardinero tenía que animar desde el primer segundo hasta el último. Y así fue, más de 21.000 espectadores llevaron en volandas a su equipo. Miles de personas esperaron para recibir al Racing, un ambiente increíble, según los jugadores.
El Racing empezó dominando, pero no convencía. El conjunto catalán esperaba en su campo, sabía que el partido iba a ser muy largo. La primera ocasión del Racing fue del Cafú de Barbate, Francis, el andaluz estuvo muy dinámico e hizo uno de sus mejores partidos con la elástica racinguista. Su cabezazo no entró, pero el coraje y el empeño que puso en el remate, sólo iba a ser un aperitivo del encuentro que se iba a marcar.
Los de Paco Fernández empezaban a creerse su superioridad, Miguélez retenía el juego a las mil maravillas. Javi Soria se introducía entre los centrales para sacar el balón con criterio. Andreu siempre tenía situados a sus compañeros, estuvo muy participativo y más tarde salvó a su equipo. La segunda ocasión del partido fue de Koné, pero el marfileño cabeceó con poca precisión. Los minutos pasaban y el Racing seguía creando más peligro. La estrella racinguista, Koné, volvió a ser protagonista. Pidió penalti tras un empujón y falló un remate a pase del incombustible Francis.
Así se llegó al descanso. El Sardinero era un templo, un lugar con mucha ilusión y los jugadores lo sabían. Por ello, en la segunda mitad el Racing siguió embotellando a su rival. La más clara la tuvo el titán, Javi Soria, remató un córner y el balón fue escupido por el poste. Los decibelios del estadio racinguista empezaron a subir, la Fuente de Cacho empezó a sonar, el clásico ´te quiero Racing´ fue el complemento perfecto para animar al equipo. Los jugadores empezaban a creer. La afición nunca dudó de la capacidad de este equipo y la superioridad en el campo cada vez era mayor. Andreu vio una amarilla y parecía ser el hombre por el que entraría Borja Granero, pero Soria fue el damnificado. Es decir, Andreu pasaría a ser el cierre de la medular.
Francis volvía a desbordar como antaño, Lafuente siempre le buscaba y además, Miguélez se dejaba ver por esa parte derecha. Andreu se jugó la expulsión en dos ocasiones, afortunadamente, el mediocentro midió al milímetro sus entradas a ras de suelo y le salió bien.
El gol racinguista se estaba cociendo. Una de las ocasiones más claras fue la de Koné. Balón largo y obviamente, el africano llega. Dispara y Moragón la saca con el pie derecho, tiene una segunda oportunidad, pero el arquero la rechaza de nuevo, alguien aparece como una exhalación, es Miguélez, el asturiano desfondado no acierta a disparar adecuadamente con su mágica zurda.
Durán ya había entrado por Ander. Saúl e Iñaki siguen demostrando la gran compenetración que poseen ambos. El canterano y el riojano se ayudan mutuamente en todo momento y empequeñecen los errores de sus compañeros. Mariano calentaba y su entrada debería ser clave. Iñaki salvó un gol en la línea, El Sardinero suspiró.
Miguélez se echó el equipo a la espalda, caracoleó, regateó, pasó e incluso disparó desde lejos. Su disparo provocó un córner. Ese córner no sería relevante, pero el próximo (seguido), sí lo sería. La bota Rubén Durán, el gallego la templa al primer palo y Sellarés hace el resto. El dorsal número nueve peina hacia atrás el balón y lo introduce en la red. El Racing estaba a unos minutos de volver a la categoría de plata.
Paco mandó salir a Mariano, Miguélez fue el jugador sustituido. La Torre de Benidorm tenía unos minutos para pelear, para luchar y en definitiva, para dejarse la cara por su querido Racing. Mariano fue agredido hasta en tres ocasiones en cinco minutos. El árbitro no quiso problemas y sólo mostró una tarjeta. Quedaban pocos segundos, en la grada se palpaba el ascenso y por fin, el colegiado hace sonar su silbato. El rey del norte, el Racing, vuelve un año después a estar entre los mejores cuarenta y dos equipos de España. Los jugadores estallaban de alegría, lloraban y se abrazaban. Llegó el manteo a Paco, la vuelta al campo, el saludo a la Gradona y después, llegaría la gran fiesta en el Ayuntamiento de Santander. Allí, los jugadores agradecieron a la afición su incondicional apoyo y prometieron volver el año que viene.
Arturo Herrera- @arti8herdi2
