Un telescopio ha sido instalado en las profundidades del mar para observar el universo más recóndito y es que, el mar parece el lugar idóneo para conocer los lugares más alejados y densos del espacio y donde se producen núcleos de galaxias activas y explosiones de rayos gamma, los fenómenos más violentos del cosmos.
Este telescopio permite observar neutrinos cósmicos (partículas subatómicas de tipo fermiónico, sin carga) mediante una red de detectores de luz en el mar, el instituto de física corpuscular de la universidad de Valencia ha reunido a 80 científicos e ingenieros de distintos países para presentar los últimos avances de los experimentos de Antares y KM3NeT.
Esta idea parte de Juan Zúñiga profesor del Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto de Física Corpuscular, quien ha indicado que los neutrinos «son capaces de viajar a distancias intergalácticas sin ser absorbidas ni desviadas, algo que no es posible con otros mensajeros más tradicionales como los fotones o los rayos cósmicos».
También ha colaborado en el proyecto Juan de Dios Zorzona, investigador científico, quien ha declarado acerca del mar mediterráneo que ofrece: «importantes ventajas para realizar este tipo de experimentos, a diferencia de IceCube, el telescopio situado en el Polo Sur que observó por primera vez neutrinos cósmicos”.
Por su parte Juan Zúñiga, colaborador del proyecto mantiene que: «Una de las ventajas de los telescopios de neutrinos es que se pueden empezar a utilizar según se van instalando las líneas, sin esperar a tener el proyecto terminado».
El telescopio con una inversión prevista de 150 millones de euros, estará a pleno rendimiento en 2020. La primera fase debe estar acabada a finales del año que viene: se desplegarán 30 líneas con 2.500 detectores de los 12.000 previstos.
Laura Morato Hervás