Con 22 años, la lateral izquierdo chilena llegó esta temporada a reforzar el Sevilla FC en plena pandemia, dejando a más de 10 mil kilómetros una historia de esfuerzo; un hijo nacido en la adolescencia, una pequeña ciudad en el norte de Chile con canchas de tierra y una liga que aún no es profesional. Esta es la historia de Javiera Toro.
Desde pequeña, en sus ojos solo existía el reflejo de un balón de fútbol. Jugando en canchas con polvo de su alejada Tocopilla, ciudad salitrera al norte de Chile, siempre encontraba una excusa para algún partido. Un día, llegaba una prueba masiva de un importante club de Santiago, la capital, en el que era un primer acercamiento a su sueño. Un sueño interrumpido, puesto que a la semana de saber que había sido seleccionada, la vida la seleccionaba para ser madre a sus 15 años.
¿Cómo fue que decidiste seguir adelante con el fútbol, a pesar de tu embarazo?
Interrumpió los planes, pero me dio más motivación para conseguirlos, porque al final, mi hijo me dio fuerzas, me hizo madurar. Tener esa responsabilidad de tomar decisiones y estar clara en lo que quiero, en lo que me falta. Entonces, creo que estar embarazada es un proceso súper duro, porque igual tuve que enfrentar a varias adversidades, como el de la discriminación porque Tocopilla es súper chico. Yo sé que hay mucha gente que me quiere mucho y que ahora me sigue, pero en ese momento, que no había probabilidades de que yo lograra todo lo de ahora, se hablaba mucho y muy mal. Yo la pasé súper mal, estuve con depresión en mi embarazo, estrés. No salía de mi casa, porque yo salía y escuchaba a la gente con los comentarios, entonces no quería salir y al final no disfruté mi embarazo. Pero también eso me hizo fuerte. Al momento de nacer mi hijo, como ya enfrentarme a todos esos prejuicios, a demostrar que sí puedo. No era un impedimento, solo era un hijo, al cual tenía que hacerme responsable yo, porque soy su mamá y nadie más.
¿Y quién ha sido tu apoyo con tu hijo, para poder desarrollarte como futbolista?
Mis papás han sido súper importantes en este proceso. Mi madre siempre me apoyó, desde pequeña. Cuando yo iba a jugar y todo, ella estaba ahí con el agua, me esperaba hasta el final con mi hermano y todo, entonces como que ella nunca dejó de creer. Es lo que ella decía, le preguntan muchas veces y decía “la Javi siempre quería jugar”. Me acuerdo que hubo un campeonato, creo que el de la sub-15 femenina de Chile, que lo retransmitieron. Yo lo vi y le decía a mi mamá que quería estar en la selección, y mi mamá siempre se acuerda de eso porque al final lo logré. Pero ella siempre me ha apoyado y yo, cuando decidí irme a Santiago, me dijo “tú tranquila, si tú te sientes capaz, tú anda, estudia, trabaja también”. Porque no era solo irme y jugar a la pelota. En Chile jamás, no se puede. Me dijo “yo te apoyo con tu hijo, pero tú también tienes que hacerte responsable”.
¿Crees que debería haber más regulación para las futbolistas que son mamás durante su carrera?
Creo que sí, pero estamos como en el camino, porque primero queremos lograr que sea profesional. También está el tema de la salud de cada jugadora, pero creo que sí tiene que estar porque es importante. En este momento, si una jugadora, o me pasa a mí, estando en Chile, que quedo embarazada y no tengo ningún respaldo de lo que es mi trabajo. O sea ¿qué hago yo a los nueve meses? ¿Con qué me sustento? Al final es mi trabajo, pero sí creo que debería haber una regularización, porque es súper importante para que también la mujer, más allá de que sean futbolistas, tiene que tener su embarazo tranquila, teniendo el respaldo de su trabajo.
Oriunda de Tocopilla, una ciudad al extremo norte de Chile con 25.000 habitantes y que tiene su historia en torno al salitre en tiempos de antaño. Ahí creció Javiera. La tierra y el polvo era una constante y las canchas de fútbol no eran la excepción. Desde los cinco años, “la Toco” (bautizada así por su ciudad de origen) no se quitaba los zapatos de fútbol, ni cuando usaba vestido. Si su madre le pedía que se los quitara, hacía berrinches. Era lo suyo.
¿Cómo empezó tu amor por el fútbol y cómo fue vivirlo en Tocopilla?
Yo empecé desde muy pequeña porque mi papá jugaba en Coquimbo y en Cobreloa (equipos chilenos). Entonces, yo iba a la cancha con él, entraba al vestuario y estaba con sus compañeros. Yo tenía como cinco años, andaba con vestido y con zapatos de fútbol. Mi mamá me llevaba al supermercado y hacía unos berrinches por no sacarme los zapatos, y como que siempre me ha gustado. En Tocopilla no hay ligas femeninas, no hay mucho para el desarrollo de las niñas que les gusta el fútbol, yo empecé jugando en la calle, en la población, en los partidos de baby (fútbol de cinco por lado), en la cancha de tierra y con los vecinos.
¿Cómo fue el momento de la prueba masiva?
Imagínate que yo, antes de ir a Santiago (cuando finalmente fichó por el club Palestino), el año 2015-2016, había tenido en la Católica una prueba masiva en Tocopilla, de hombres. Yo sabiendo que era de hombres, fui igual, porque todo Tocopilla sabía que jugaba, que era muy buena, me presenté igual. Estaban varios jugadores históricos del club, y como fueron mi hermano, que ahora juega en Católica, y mi otro primo que es como mi hermano, yo me uní: todos quedamos, los tres. Pero, claro, quedamos, y te daban una hoja de Católica citándote tal día y tal hora. Nos fuimos súper contentos a la casa y cuando llegamos, mi mamá pregunta “pero ¿cómo los voy a llevar a Santiago? No hay plata, no hay esto”. Era en verdad un lío. Pero aun así igual se podía hacer algo. Como un esfuerzo, algo. Pero a la semana supe que estaba embarazada.
El fichaje en el Sevilla: plena pandemia
Era mediados del 2020 y en Chile la pandemia estaba a tope. Del regreso al fútbol solo había incertidumbre mientras los casos de contagio estaban por las nubes. Y de pronto, entre las pocas noticias que rondaban respecto al balompié, apareció sorpresivamente el fichaje de Javiera Toro al Sevilla FC de España.
Fichaste en plena pandemia y fútbol parado, ¿cómo fue que tomaste la decisión?
Fue súper extraño el momento en que tomé la decisión y que se presentó la oportunidad. Siempre fue una de mis metas llegar a jugar en esta liga y desde que empecé en Santiago, iba evolucionando por más. Incluso mi salida de Palestino (primer club que fichó) a otro club que pudiera tener mejor condición, fue por lo mismo, porque mi objetivo era este: llegar a jugar a una liga más profesional. Y la decisión fue que, yo estaba súper bien en Colo-Colo (club que estaba cuando fichó por el Sevilla FC). En verdad habíamos empezado súper bien la pretemporada, con objetivos claros. También estaba entrenando con la Selección, entonces en verdad estaba súper bien, pero me sentía con ganas de tomar nuevos retos, nuevos riesgos, seguir creciendo, y sentía que estar jugando en Colo-Colo, como una jugadora de Selección, era un proceso que ya había cumplido y quería retarme de nuevo. Y la ocasión se presentó estando en pandemia, en Tocopilla. En Colo-Colo estábamos trabajando vía Zoom, pero cada vez se fueron complicando más las cosas y de repente se presentó la oportunidad de que mi representante Edgar (agencia Solo Cracks) me dice que hay una opción, que no estaba clara todavía, pero que lo pensara, que lo analizara y todo. Yo hablé con la gente de Colo-Colo y me entendieron súper bien, por el contexto en el que estábamos, porque en ese momento no sabíamos si la liga de Chile iba a seguir, y yo les dije que era una oportunidad que a mí siempre me había interesado y ellos lo sabían. Cuando yo llegué al club, ellos sabían que era una opción que yo pudiera partir, pero la verdad es que fue una buena decisión porque he estado súper bien. Me costó porque estamos en pandemia, el tener que volver primero a Santiago, donde estuve un tiempo tramitando los papeles que hay que tener y esperando la respuesta del club también. Un poco como muy caótico todo y gracias también al apoyo de Edgar que hizo todo, su trabajo es muy profesional. Finalmente pude llegar y en verdad que hemos crecido y creo que todavía me falta mucho por hacer aquí.
Es que eres muy joven todavía…
Claro, yo decía, para mí tener 22 años y todavía estar en Chile, era que tenía que buscar algo ahora, para ir exigiéndome más porque claro, el tiempo pasa, tú cierras los ojos y ya tienes 30 años, 25 años y en verdad, al final, uno tiene que tomar decisiones y son las decisiones la que te hacen crecer. Hay compañeras que quizás las oportunidades no se le presentaron antes o por “x” motivo no pudieron salir a una liga profesional antes y después ves que ya estás muy cerca del retiro o tus planes. Uno se proyecta más adelante y yo sentía que este era el momento justo para hacer ese cambio.
¿Qué fue lo que más y primero te llamó la atención al llegar a la liga española?
Lo que más me llamó la atención fue el profesionalismo que entrega el club hacia el equipo femenino, que en Chile no pasa, el apoyo, las condiciones. Al menos en Sevilla tenemos una infraestructura, las herramientas para poder hacer nuestro trabajo, se nos valora como jugadoras profesionales. Creo que esa era una de las diferencias. La otra, es la intensidad del juego, que las jugadoras están súper comprometidas siempre y eso es en base también, a que tienen la posibilidad igual de tener un contrato y poder dedicarse y enfocarse solamente en lo que tenemos que hacer aquí en el club, los objetivos que tenemos con el equipo y todo. Muchas veces, en Chile no pasa porque las jugadoras tienen que estar pendientes de varias otras cosas extras más allá de lo deportivo, y a veces se pierde el enfoque, pero esa fue una de las diferencias que vi. A mí me tocó que en Chile yo trabajaba, siempre me he exigido mucho, me gusta entrenar, exigirme y como también soy muy autocrítica, me pasaba que iba a entrenar a la Selección, a Colo-Colo y bien, pero aquí día tras días es competencia, día tras día tengo que estar evolucionando para poder estar dentro del equipo, de la dinámica, de la titularidad, de la competencia en sí, tener ese ritmo y todo. Creo que también eso marca una diferencia, el tener esa incertidumbre de qué va a pasar en el partido que se viene, porque en Chile solo hay cuatro equipos que pueden llegar a una instancia final, y al final durante el año los equipos se van enfrentando pero muchas veces uno sabe los resultados, por la falta de competitividad.
¿Cómo es tu relación con el entrenador, que además es tocayo de apellido?
(Ríe) Sí. La verdad es que cuando yo tomé la decisión de venir a Sevilla también fue un reto para mí ser dirigida por él, porque Cristian (Toro) tiene una gran carrera, y yo sentía que iba a ser un entrenador que para mí iba a ser necesario, porque me iba a aportar en mi crecimiento. También su carácter es bastante fuerte, pero en el sentido profesional, que siempre quiere mostrar su mejor versión. Entonces, aunque al principio me costó un poco la dinámica, creo que mi constancia ha ido evolucionando y he evolucionado yo también con eso de ser mejor cada día, hacer las cosas bien.
Claro. Y además porque de donde vienes solías ser siempre titular y acá no.
Claro, es que muchas veces pasa en Chile que por ser de la Selección, se da como un poco las cosas “más fáciles”, porque tú llegas a un club y si ya eres de la Selección, es seguro que vas a jugar. Claro que, hay un trabajo de nosotras también, obvio, pero sí es como más fácil entrar para jugar de titular. Pero aquí es distinto, o sea los entrenadores no te ven como en Chile, aquí eres una jugadora más del club al que perteneces y que tienes que estar competiendo para tu equipo, para mostrar la mejor versión a tu equipo y aportar.
Octavas con el Sevilla con todos los partidos jugados, ¿cómo se proyectan en la liga?
Nosotros como equipo teníamos planteado siempre, desde el principio, ir mejorando semana tras semana. Somos un equipo que como grupo es muy sólido, hay grandes personas, entonces la unión del equipo es fundamental y seguir avanzando juntos. Lo que nos llegue, estar preparados para enfrentarlo y mostrar la mejor versión de cada una y del equipo. Esos son los objetivos claros que uno tiene, nunca nos propusimos como objetivos claros de conseguir esto, esto y esto, porque pensamos que tenemos que ir trabajando día tras día por conseguir la mejor versión.
El otro día jugaste ante el Rayo Vallecano donde hay dos compañeras tuyas. ¿Cómo es encontrarse con compatriotas en una liga en el extranjero?
Cuando uno está compitiendo, dentro de la cancha uno siempre quiere ganar. Pero fue grato igual verlas, estar compartiendo en una misma cancha, jugando en una liga importante también y que llevemos la bandera de Chile a esta parte del mundo, también orgullosas. Me gustó verlas también, feliz por ellas, creo que son grandes futbolistas chilenas. En el partido claro, uno lo ve como rival y todo, pero fuera de la cancha, se les tiene mucho cariño.
Javiera Toro absoluta en Selección
La selección chilena femenina vivió su primera clasificación a un mundial en Francia 2019. Para Chile fue algo histórico, sobre todo en un país cuya liga aún no es profesional – solo algunos equipos otorgan contratos – y que hasta hace no tanto tiempo el fútbol femenino era visto a la par con el fútbol joven.
“La Xavi”, como le dice su madre, llegó en el mejor momento de crecimiento del fútbol femenino en Chile y para participar en la máxima competición planetaria: un mundial.
¿Cuál es el recuerdo que más se te queda de tu participación en Francia 2019?
Qué difícil, tengo muchos. Creo que el primer juego, el primer partido, cuando salimos, llegamos al estadio y estaba un montón de gente. Cantar el himno, el día estaba bonito, bueno, el primer tiempo, porque después se puso horrible. Pero esa sensación, el salir a calentar en ese estadio, con la gente, la adrenalina, era algo como inexplicable. Ni siquiera sentía cansancio, estaba muy emocionada. Después salir, estar en el túnel, mirar y estar jugando contra Suecia, con grandes jugadoras, en ese momento tan importante, al final era importante para Chile, para las mujeres en verdad. Estar ahí demostrando que se puede y todo, entrar a la cancha y cantar el himno, aparte cantarlo y tan fuerte, con tanta emoción y con tantas historias detrás de todo eso. Fue muy bonito.
Te refieres a historias por lo que ha costado sacar adelante el fútbol femenino en Chile.
Claro, y por la historia de todas mis compañeras que estaban ahí y de las que no pudieron. Y hablo de las que no pudieron y las que años atrás trabajaron para que esto tampoco se muriera, la verdad, es que esto es un trabajo de jugadoras de año tras año y ahora somos nosotras las que nos toca seguir en eso.
Chile debía jugar un repechaje olímpico contra Camerún el 18 y 24 de febrero, pero recién el pasado jueves, la FIFA avisó que por motivos logísticos y contexto de pandemia, éste se vería aplazado hasta abril.
Y hablando de esos mismos objetivos, ¿cómo te tomaste la noticia del aplazamiento del repechaje?
A mí me avisaron el jueves y yo igual tenía mis planificaciones con mi club, los días, todo. Yo sé que hay mucho trabajo detrás, de mis compañeras que han estado en Chile entrenando y preparándose, al igual que uno aquí en sus clubes, pero si es la decisión correcta por todo lo que está pasando por la pandemia, no nos queda otra que entenderlo. Es que las cosas están así y hay que acatar, no por eso dejar de trabajar y no hay que perder la ilusión de ir y estar preparadas para que en el momento que llegue la ocasión, competir por Chile y ganarnos ese cupo.
¿Pensaste alguna vez participar de Juegos Olímpicos por la Selección?
Por la Selección nunca pensé ir, siempre pensé el Mundial. Pero cuando yo pensé en los Juegos Olímpicos siempre lo hice por el lado del atletismo, porque yo hacía mucho atletismo, corría maratones, en verdad siempre ganaba con competencias en el norte, en 800 metros, 1200, siempre de velocidad. Pero me hizo decidir mi entrenador, porque notaba que tenía mucho potencial para ser una gran atleta, pero tenía que dejar el fútbol, porque llegaba a veces cansada a entrenar y perdía la flexibilidad que se requiere. Y con el dolor de mi corazón, igual tuve que decirle adiós al atletismo, pero siempre vi por ese lado los Juegos Olímpicos. Pero por fútbol siempre fue un Mundial y, la verdad, ahora que se abrió esa posibilidad, es muy emocionante y trabajé y me motivé bastante para poder estar en la nómina. Y hasta el momento estaba, lo suspendieron, pero aún estaba.
¿Cómo te ves dentro de cinco años?
No sabría responderte. Lo que sí tengo seguro es que me veo compitiendo a un nivel profesional en esta liga o en una liga mejor, pero siempre por más. En verdad quiero lograr todos mis objetivos fuera del país, y luego volver al país, estar con mi hijo y seguir, pero estar un poco más enfocada en mi familia.
Por:
Freddy Cabrera
Iván Cáceres
Valentina Boetto