Siendo un país mayoritariamente cristiano con minoría musulmana, Kenia, al igual que muchos estados africanos,  se caracteriza por ser profundamente homófobo. Así, su ley castiga la práctica de la homosexualidad con penas de hasta 14 años de cárcel, en base a leyes heredadas de la época colonial británica.

A las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales, se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaría dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% considera tal orientación sexual inaceptable.

Por otro lado, el vicepresidente de Kenia, William Ruto, ha declarado que en la sociedad de su país «no hay lugar para la homosexualidad», una postura muy compartida por la mayoría de países de África que sin embargo los coloca en una posición incómoda ante las organizaciones internacionales de ayuda que respaldan los llamados «derechos de los gais».

«La República de Kenia es una república que honra a Dios. Aquí no hay sitio para gais», dijo Ruto ante la congregación de una iglesia protestante en Nairobi, según difundió en un vídeo la televisión keniana KTN.

Ruto hizo esa afirmación en un servicio religioso celebrado en Nairobi el domingo, el mismo día en que llegaba en visita oficial el secretario de Estado norteamericano, John Kerry. La política de la actual Administración demócrata es muy activa en favor del reconocimiento de derechos de los gais, y en contra de las leyes que penalizan en África la práctica de la homosexualidad.

Al ser interpelado por estas declaraciones, Kerry respondió que «no estaba al corriente» de las afirmaciones del vicepresidente, aunque reiteró la posición norteamericana al respecto.

Gema Góngora // @Gema_Góngora