Jordi Évole volvió a reunir a los dos candidatos, a las elecciones del 20 de junio, de los partidos más jóvenes de la política española actual.
Pactos, recortes, educación, sanidad, refugiados, transparencia, política exterior y sí, Venezuela también. Estos fueron los bloques temáticos por los que Jordi Évole pedía respuestas y sobre los que Pablo Iglesias y Albert Rivera hablar más de una hora en la habitación aparentemente vacía de algún departamento en el centro de Madrid.
La pasada noche del domingo, el programa «Salvados»volvía a sentar frente a frente a Iglesias y a Rivera. Algo que los propios candidatos entendieron como “el partido de vuelta”, recordemos que en la pasada campaña electoral del 20D Évole ya les había puesto frente a frente a hablar de sus propuestas para regenerar España. Sin embargo, este segundo debate no se pareció en nada al anterior.
Desde la elección de la escenografía, que se caracterizo por ser austera, sin ruidos de fondos y con el inmobiliario imprescindible, hasta el tono general del debate, anunciaban que algo había cambiado con respecto a la vez anterior. A pesar de esto los temas a tratar no podían ser muy distintos a los de la otra vez, al fin y al cabo, a pesar de haber pasado ya por unas elecciones, España sigue con los mismos problemas para el próximo candidato que entre en el gobierno.
El moderador del debate, Jordi Évole, arrancaba la sesión de preguntas con uno de los temas que más inquieta a los votantes: los acuerdos y los pactos. Este fue el inicio del constante reclamo por parte del representante de Ciudadanos a Podemos, insistiendo en que estos habían sido los responsables de que no se haya conseguido llegar a un acuerdo para formar gobierno de que el partido de Pablo Iglesias haya buscado “dinamitar” el acuerdo entre Ciudadanos y PSOE, como así hizo ver Albert Rivera. Iglesias respondió recordándole al representante de Ciudadanos todos aquellos puntos en los que no estaban de acuerdo y en los que no veían una reforma, como el copago de medicamentos.
Lanzada la primera pulla se sucedieron todas las demás en cada tema o pregunta que se abordaba. Pero sin duda los momentos más acalorados llegaron cuando se habló de la crisis de los refugiados y las tendencias ideológicas con respecto a los posibles pactos. El representante de Podemos se empeñaba en mostrarse como una alternativa al gobierno del Partido Popular haciendo alusiones a que Ciudadanos es más afín al PP de lo que pretenden y que mantiene las mismas políticas que se han estado aplicando por este partido. Rivera respondía señalando la empatía por las ideologías comunistas del partido de Iglesias refiriéndose a su actual pacto con Izquierda Unida, llegando a decir que la ideología comunista de China “es la misma que la de tu amigo Garzón”.
Con respecto a los refugiados, se notó una clara subida de intensidad, casi se podría decir que de indignación, por parte de Pablo Iglesias al contestar a la respuesta que dio Rivera a la pregunta que les formulo el moderador sobre la acogida de refugiados en España. Rivera respondió hablando de su experiencia en un viaje que realizó hace unos días a un campo de refugiados en Grecia y comentando sobre las malas condiciones en las que se encuentran los refugiados, a esto Iglesias respondió con fuerza preguntándole que si mientras abrazaba a los refugiados sirios les decía “que había firmado un pacto para bombardear Siria” o que Ciudadanos hubiese votado a favor del pacto con Turquía en el Parlamento europeo. El representante de Ciudadanos enseguida quiso frenar a Iglesias y le insistió en que no hiciera demagogia con el sufrimiento de las personas.
A partir de este momento Jordi Évole se movió para retomar las riendas del debate y evitar un enfrentamiento más subido de tono. A pesar de que ambos candidatos rebajaron la intensidad de sus respuestas la tensión siguió presente hasta casi el final del debate. Évole finalizó el debate con preguntas más triviales, para terminar de relajar el ambiente, como refiriéndose a la constante presencia de ambos candidatos en los medios televisivos. Llegó a haber incluso alguna sonrisa mientras recordaban anécdotas de su paso por algunos programas de televisión. El debate se cerró con un silencioso apretón de manos entre Albert Rivera y Pablo Iglesias.
Sharon Arispe