Sandra Chuvieco Martín
Ana Obregón, participó este lunes 21 de febrero en el programa de Telecinco “Mi casa es la tuya” con Bertín Osborne, tuvo mucha aceptación por parte de toda la audiencia aún sabiendo que iba a ser una entrevista difícil de olvidar ya que habló de la muerte de su hijo, Aless Lecquio, el pasado 13 de mayo de 2020 a los 27 años por un cáncer muy invasivo que volvió a reproducirse cuando menos se lo esperaban. La entrevista fue una de las más duras que el propio presentador, Bertín Osborne ha realizado y que como pudimos ver durante la emisión del programa, el cariño y la emoción entre los dos amigos fue algo que traspasaba la pantalla.
Ana contó de forma muy detallada todo el proceso por el que sufrió tanto su hijo como ella y cómo el cáncer produjo un antes y un después en su vida. Ella afirmó que Aless siempre afrontó su enfermedad con valentía y muy positivo frente a todo lo que le proponían para curarse, pero que sin duda alguna confesó a Bertín que lo que más le había dolido en todo el proceso fue una frase que su hijo la dijo después de salir de la primera hospitalización y preparándose para ir a Nueva York para tratarle: «Mi hijo me dijo “mamá, perdóname por ser un hijo defectuoso”, cómo puede reaccionar una madre ante tal frase viniendo de su propio hijo.
Por eso le ha costado recuperar la sonrisa y volver a la televisión, por eso le ha costado incluso levantarse de la cama todos los días y no dejar de preguntarse el por qué un chico de tan solo 27 años ha dejado de vivir por culpa de una enfermedad tan cruel como lo es el cáncer.
Como ella misma dijo: “Ahora no soy fuerte, Bertín. Pero lo he sido cuando mi hijo me necesitaba” y es que “la reina del flow” siempre se mantuvo al lado de su hijo desde el primer día, la positividad y la fuerza siempre estaban presentes, no los llantos y los lamentos, aunque obviamente existiesen cuando llegaba a la habitación de su hotel para intentar dormir dos horas y volver al hospital para coger la mano de su hijo.
Ana transmitió un ejemplo muy simple a la sociedad con el que podríamos entender como se siente después de varios meses sin Aless, y es que todos utilizamos la palabra infinito, pero ella afirmó que “Cuando pierdes un hijo no entiendes el infinito, lo sientes. Sientes el dolor infinito” y como es vivir con ese dolor durante toda tu vida.
Porque su relato no sólo era el relato de una madre que está sufriendo la muerte de su hijo por un cáncer, el relato de Ana Obregón tenía un objetivo que es visibilizar que pese a que su hijo murió de cáncer, su hijo fue un valiente que nunca perdió la sonrisa y que sólo se vino abajo una vez, cuando le comunicaron que el cáncer había regresado.
Ese dolor tan tremendo que quiso dejar ver y mostrarse al mundo desprendió muchas lecciones pero sobre todo se desprende que ella siente que no quiere vivir porque el que debería estar viviendo es su hijo, dejando muy claro el sentimiento de culpabilidad que le invade al pensar que ella puede vivir, pero que su hijo no. Sin embargo, Ana Obregón vuelve a dar otra lección más de “Coleccionar momentos, no cosas. Colecciona momentos porque eso es lo que te llevas”, saber apreciar lo bueno que tiene la vida y ser feliz junto a los que más queremos, porque algún día ya no estarán.