El cine europeo durante años se vio relegado a la sombra de las grandes distribuidoras de Hollywood. Desde la época donde los grandes teatros albergaban a Bergman con “Persona”, a Murnau con “Nosferatu, el vampiro” (1922) o a Lang con “Metrópolis, (1926), los artistas han marcado el carácter de un cine autóctono y de calidad hasta la hegemonía de las “major” norteamericanas. Sin embargo, la cultura cinematográfica ha reflejado los temas candentes que identifican a la sociedad hoy día y eso ha puesto la industria europea en el punto de mira del mundo.
La inmigración, los derechos sociales, el medio ambiente, la integración social y otros asuntos que representan los intereses de una comunidad plurinacional. Es por ello, que la Unión Europea apuesta por potenciar la industria a través de cofinanciación y, sobre todo, apostando por los principales escaparates del sector: los festivales internacionales de cine. Para tratar estos asuntos nos ilustrarán Fran Mateu, guionista, director de cine y director del Festival Internacional de Cine Fantástico de Elche (FANTAELX) y Martín Cuesta, programador del Festival Internacional de Cine de Gijón. Compartir el material con otros festivales de la comunidad para favorecer la circulación de contenido, permite dar a conocer el trabajo que realizan jóvenes artistas de todas partes de Europa, promover una red de conocimiento comunitaria y, sobre todo, derribar fronteras.
Unas fronteras que los artistas llevan rompiendo desde hace años. Es por esto que obras como “Cold War”, “Una casa de locos” y “Papicha” son tan destacables. Porque absorben el espíritu europeo y pretenden, dentro de sus respectivas historias, contar las de todos nosotros y superar las fronteras que nos dividen. El cine europeo está más vivo que nunca y es mucho más accesible que cuando los grandes teatros albergaban a Bergman, a Murnau y Lang.