El Museo Thyssen-Bornemisza inaugura este martes 15 de octubre su exposición , “Los impresionistas y la fotografía” que podrá verse hasta el 26 de enero. Con esta muestra se demuestra la repercusión de la fotografía en el desarrollo de las artes plásticas de finales del siglo XIX, al igual que mostrar las mutuas influencias entre la pintura y esta.
Organizada por Paloma Alarcó, jefe de Conservación de Pintura Moderna del museo, la exposición expone un total de 66 óleos y obras sobre papel y más de 100 fotografías. Contará con el apoyo de la JTI y la colaboración de la Comunidad de Madrid. Entre los préstamos que encontramos en la colección, podemos destacar los de las colecciones de fotografía de la Bibliothéque nationale de France, de The J. Paul Getty Museum de los Ángeles o del Victoria and Albert Museum de Londres. Por otra parte, destacamos en pintura las obras de Manet del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, de Monet del Musée Marmottan Monet de París o de Degas de Los Ángeles County Museum of Art. Asimismo, la empresa multinacional, Samsung participó como un reflejo del contenido de la propia exposición, que muestra la influencia de los avances tecnológicos en la vanguardia estética y artística.
La invención del daguerrotipo de finales de la década de 1830 y el descubrimiento en años posteriores de las técnicas de impresión fotográfica en papel estrecharon la relación entre fotografía y pintura. Esta transición abrieron un nuevo modo de mirar el mundo a los impresionistas. Durante las décadas de desarrollo del impresionismo, la fotografía logró dejar de estar una mera mecánica de la realidad y consiguió el carácter artístico. Su inspiración técnica, la exploración de la espontaneidad y la ambigüedad visual valoraron como la credibilidad artística. Por otra parte, la reducción de las escenas de la fotografía obligaba a los impresionistas mirar más rápido y a pintar más rápido. Antes los impresionistas solo salían a capturar un momento de luz en la naturaleza y la llegada de la fotografía llevó a cabo una revolucionaria transformación en el trabajo de los impresionistas.
La exposición está dividida en nueve ámbitos temáticos que arranca con el bosque como argumento. Los siguientes temas son figuras en el paisaje, el agua, en el campo, los monumentos, la ciudad, el retrato, el cuerpo y el último ámbito es el archivo. Se puede ver el bosque de Marly (1871), de Camille Pissarro, o Reunión familiar (1867), de Frédéric Bazille, o Olas rompiendo (1881), de Claude Monet, o El puente del Arzobispado y el ábside de Norte-Dame de París (1880), de Armand Guillaumin.
Carlota López-Castaño, @carlotalcp y Jungyun Yuna Lee