El asturiano ya trabaja para llegar a punto a su próximo objetivo: las 1000 millas de Sebring
Tras haber hecho historia al convertirse en el único campeón mundial de Fórmula 1 en conquistar las 24 horas de Daytona, Fernando Alonso ya tiene en mente un nuevo reto. El asturiano prepara la que será su siguiente prueba del año, las 1000 millas de Sebring, con la meta de conseguir sumar un título más a su amplio palmarés de éxitos.
Esta nueva cita con el Mundial de Resistencia (WEC) dará comienzo el próximo 15 de marzo, en el estado de Florida, donde Alonso, de nuevo a bordo del Toyota TS050 Hybrid, intentará aumentar su ventaja de cinco puntos en el campeonato que organiza de forma conjunta la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y el Automobile Club de l’Ouest (ACO).
Para ello, el equipo japonés buscará lograr un nuevo doblete en cada una de las tres citas restantes, de las ocho que componen una temporada 2018/2019 que dio comienzo el pasado mes de abril con el ‘Prologue’ del circuito Paul Ricard. Por delante, además de las mencionadas 1000 millas de Sebring, tendrá que hacer frente en mayo a las 6 Horas de Spa-Francorchamps (Bélgica), poniendo el colofón final al campeonato con las prestigiosas 24 Horas de Le Mans a mediados del mes de junio.
Sin duda, una ardua confrontación de intereses entre los dos coches de Toyota. Por un lado, el número 7 pilotado por el inglés Mike Conway, el argentino José María ‘Pechito’ López y el japonés Kamui Kobayashi. Y por el otro, el número 8 de Fernando Alonso, al que acompañan el suizo Sébastien Buemi y el japonés Kazuki Nakajima. Un campeonato dominado sin lugar a dudas por la marca nipona que, aún habiendo ganado todas las carreras excepto las 6 Horas de Silverstone (donde fueron descalificados), tendrá el objetivo de continuar mejorando las prestaciones del coche.
El bicampeón de Fórmula 1 completará entre el martes y el jueves de esta semana varios test de preparación (en los que se incluyen 30 horas de simulación) con el objetivo de hacerse con el control del coche y, sobre todo, de familiarizarse con las características singulares de un circuito que está extremadamente bacheado. Será su primera toma de contacto con el peculiar trazado estadounidense, que desde el año 1952 también acoge la otra gran prueba clásica de resistencia americana, las 12 Horas de Sebring.