La ex jugadora de baloncesto, Amaya Valdemoro, recuerda su trayectoria deportiva y habla de su adaptación a la vida fuera de las canchas
Amaya Valdemoro nació en 1976 en Alcobendas. Su sueño desde pequeña era ser deportista y el destino quiso que tras los primeros años compitiendo en atletismo, finalmente acabase apostando por un deporte de equipo como es el baloncesto.
Sus logros lo dicen todo. A sus 21 años ya había sido campeona del mundo y de Europa con Dorna Godella; debutó con la Selección española absoluta y jugaba al máximo nivel en la WNBA. Pero la vida de Amaya no fue fácil, se perdió muchos momentos importantes por un sueño que hoy, a pesar de su retirada, continua desde los puestos de comunicación como comentarista de partidos.
Muchos la han llegado a comparar con Pau Gasol, pero no debería de ser así, Amaya Valdemoro ha creado su propia leyenda en este deporte.
Pregunta. ¿Cuándo te diste cuenta que podrías llegar lejos en este deporte?
Respuesta. Todo fue muy rápido. Con el baloncesto, a los tres meses ya me había llamado la Selección de Madrid, con 13 años ya estaba en la Selección Española. En el atletismo era todo más lento, mientras que aquí fue llegar y todo empezó. Con quince años fui campeona del mundo de clubes, campeona de Europa y no me dio tiempo de pensar eso. Pero sí es cierto que siempre intentaba dar lo mejor y despuntar en cualquier situación.
P. A los quince años debutaste en Primera División, eras prácticamente una niña. ¿Fue difícil el comienzo en cuanto a nivel de adaptación, exigencia y responsabilidad?
R. Yo creo que al final la juventud te da ese querer llegar a lo que son tus sueños y tus logro. Sobre la adaptación, lo pienso ahora y digo: me adapté perfectamente, pero no deja de ser difícil. Es dejar tu entorno, tu seguridad, tu familia, tu casa…cuando me fui no había móviles, ni Facetime, ni Zoom, ni nada. Tenía que ir a una cabina, pero cuando quieres algo y te gusta te olvidas de todo. Los que sí se sacrificaron fueron mis padres, y si estoy hablando hoy aquí con vosotros, os digo de corazón es gracias a mi familia, más allá del talento o lo que yo haya podido trabajar.
P. También fuiste muy joven a la Selección Española absoluta, con 17 años. Nos podrías decir ¿cómo se gestó esa convocatoria?
R. Me acuerdo cuando me llamaron de la NBA femenina, pero de la Selección Española no me acuerdo y es algo que me han preguntado muchas veces. Sé que el año anterior estuve a punto de ir con 16 años al mundial de Australia, pero al final por edad no me llevaron. Sí que me acuerdo del primer campeonato, llegué con mucha ilusión de ver a gente a la que tenía en un pedestal. Me acuerdo que tuve que pagar las novatadas, todos pasamos por ese trámite, me vi llevando las maletas de las mayores, la nevera con el hielo para las lesiones…pero son cosas que ya no se hacen. El campeonato no salió mal, no nos clasificamos, pero debuté en un partido amistoso frente a Cuba, anoté dos puntitos y tengo el acta ahí guardada en casa como un oro.
En la NBA fue un poco raro ya que no tenía agente, pero por medio de una compañera americana de mi equipo lo estuvimos gestando. Tuve que enviar cintas de VHS. Me acuerdo que estaba en la Selección, vendándome en el banquillo cuando me llamaron y fue una alegría inmensa. Fui la primera española en jugar en la NBA. Soy muy afortunada de todos los momentos que he vivido en mi carrera.
P. Además de ser considerada la mejor jugadora española de baloncesto de la historia, acumular 3 anillos de la WNBA y tener un amplio palmarés, ¿qué se siente siendo Amaya Valdemoro?
R. Es un orgullo inmenso, tal y como está ahora el nivel del baloncesto femenino, que haya gente que diga mi nombre, porque al final hay muchos nombres. Cuando jugaba, yo me dejaba la piel ganáramos o perdiéramos, intentaba hacer todo lo posible para que mi equipo ganase, y que todavía después de muchos años de retirada se siga diciendo eso es una muestra de que algo debí de hacer bien. Me siento feliz y a veces me da vergüenza porque hay muchísima gente que está logrando muchas cosas, que sigáis diciendo mi nombre me llena de felicidad.
P. No solo has estado en España y Estados Unidos jugando, ¿cómo se vive el baloncesto en Rusia, Turquía y Brasil?
R. He tenido muchísima suerte porque el baloncesto es un deporte global y cada cultura tiene su manera de entrenar y estilos diferentes de jugar. En Brasil fue una experiencia maravillosa. En Rusia durante los tres años que estuve allí fue muy duro por el tema cultural, la climatología, ahora que ha pasado lo de Filomena… yo estaba todos los días así. Llegué a estar a -45 grados y con sol, decía «esto no puede ser». En Turquía fue un poco peor por el choque cultural y el equipo donde estaba, la estructura no era buena, pero de todo aprendes, como jugadora y sobre todo como persona. Yo siempre digo lo mismo, mientras más maduras como persona tienes más herramientas para hacer tu trabajo, tienes muchísimos más conocimientos y sabiduría, a parte, mi carácter me ayudó a adaptarme al medio pronto y buscar cosas para estar más contenta y mejor. Aunque también la pase mal, pero ahora puedo decir que lo malo no fue tan malo.
P.¿Con qué te quedas de toda tu carrera deportiva?
R. Es muy difícil ya que he estado 21 temporadas como profesional y en todas gané algo, pero tengo que decir que me quedo con las Olimpiadas. es el sueño que tenemos todos los deportistas y siempre lo digo, el desfile de Atenas para mi fue lo mejor, antes que los anillos o cualquier otra cosa. El desfile es una experiencia que pueden tener muy pocas personas y yo me quedo con eso y con las vivencias de todos los países donde he estado. Los trofeos al final se ponen feos, pero eso queda en el orgullo personal, aunque el desfile es pesadísimo, el uniforme de las deportistas españolas era un infierno porque íbamos con tacones, y luego encima tienes que competir y pueden generar lesiones. Yo me cogí unas chanclas y me copiaron bastantes, ese momento que sales y estamos todos los españoles te eriza la piel.
P. ¿Cómo se encontraba el baloncesto femenino a nivel de visibilidad y qué ha cambiado? ¿ahora se consume más? ¿A qué crees que se debe?
R. Mucho, yo empecé en una liga amateur y casi no me televisaban, en mi época nos machacaban y nos fuimos remontando. Ahora se está haciendo mucho más por el deporte femenino logrando más visibilidad. Sí que es verdad que esa visibilidad viene acompañada de resultados, hay deportes como el fútbol que aunque no ganes nada te muestran. Luego están los deportes individuales un paso adelante, pues es mejor enfocarse en una sola persona. Las Olimpiadas de Londres ayudaron muchísimo a esto. Ahora me llaman para charlas y me han criticado muchísimo porque un día dije que no era feminista, y es que no hay que coger la palabra feminista y ver lo que significa literalmente. Que me digan a mí que no he ayudado a la mujer… pero lo que yo siempre digo es que no por correr mucho vamos a llegar primero a la meta. Hay que englobar mucho lo que es el deporte. Hay que tener las herramientas para generar más visibilidad, pero todavía no vamos a llegar. No tenemos que lamentarnos, tenemos que hacer las cosas de corazón. Esto es una maratón, vamos en el kilómetro 15 pero falta mucho. Por eso estoy tan agradecida que mi nombre todavía suene por ahí.
P. En otros países en los que has estado, ¿esto es así también?
R. No, en Estados Unidos yo aluciné, cuando llegue en el 98 nos televisaban, la NBA tiene una estructura inmensa. Compañeras mías hacían publicidad en televisión y yo decía: ¿Esto qué es? Entonces, te das cuenta de que esa forma de vida es el modelo americano, el deporte está tan metido en la sociedad… no son clubes, son universidades. Allí está mucho más valorado. En Turquía nos iba a ver mucha gente, aunque si estabas en Galatasaray o Fenerbahçe, pues es como el Real Madrid o el Barça, tienes mucho reconocimiento, y en Rusia nos televisaban también muchísimo, pero a día de hoy ya puedo decir que aquí en España se ha avanzado mucho.
P. Además, como comentarista conoces bien este campo, ¿de qué otras formas estás vinculada al baloncesto a día de hoy?
R. He tenido mucha suerte porque al final me dedico a algo que ha sido mi vida, estoy retransmitiendo los partidos de la ACB. Yo me apunto a todo lo que me dicen de la tele porque me gusta hacer cosas diferentes y creo que hay pocos rostros femeninos deportistas dentro de la televisión y he tenido muchísima suerte a la hora de que me llamasen de Movistar. Es cierto que todavía en el área del deporte se están abriendo más camino pero también es un área que estamos en minoría respecto a los hombres y me siento privilegiada porque en esta cadena se trata el deporte con una sencillez y con una delicadeza tremenda. Además, llevo ya siete años aprendiendo de grandes comunicadores para poder comunicar con muchísimo respeto porque yo no tengo la carrera de periodismo.
P. ¿Qué te queda por hacer?
R. He hecho un libro para niños y ya estamos haciendo la segunda parte que me encanta, pero estoy feliz con lo que tengo y espero seguir así mucho más tiempo.
P. ¿Echas de menos jugar? ¿volverías algún día como entrenadora o de alguna otra forma?
R. Volver a jugar no, porque ya entrené demasiado. Sí que a veces te viene morriña, pero tengo la suerte de ver bastantes partidos en directo y te mata el gusanillo. De entrenadora no me veo porque para eso tienes que tener vocación. Llevar un partido no me gusta.
Autores: Rodrigo Pedrosa García, Ainhoa Pérez De Lema, Felipe Sanguino Jiménez