Ha sucedido este lunes 6 de marzo en Pésaro, al Noreste de Italia, según ha confirmado el Teatro Real, centro en el que dirigió tres óperas. El fallecimiento ha sido también anunciado por Paolo Klun a través de su cuenta de Twitter, el responsable de ufficio stampa de la Ópera de Florencia/Maggio Musicale Fiorentino.
El musicólogo tenía 89 años, y estaba considerado una de las mayores autoridades mundiales en la obra de Gioachino Rossini (1792-1868). De este compositor italiano dirigió numerosas piezas, y publicó la edición crítica completa de sus óperas, trabajando junto con el historiador y musicólogo neoyorquino Philip Gosset. Además, reflexionó sobre ellas en múltiples escritos, los cuales han sido recientemente reunidos en el libro Divagaciones rossinianas (Turner).
Alberto Zedda mantuvo una distendida conversación con el diario español El Mundo, con motivo de la publicación del volumen mencionado anteriormente. Declaró: «Descubrí un Rossini sumergido, que tenía una forma de comunicación moderna. Fui el primero que dijo que el silencio rossiniano no era, como todos pensaban, porque su música era demasiado antigua respecto al mundo romántico que estaba surgiendo. Era una música abstracta, que hablaba con una simbología típicamente contemporánea: el nonsense, el juego, la ambigüedad…» Y partiendo de ahí, tal y como sostenía, el misterio de Rossini: «Cómo es posible que una misma música pueda servir indistintamente para sufrir y disfrutar«.
Nacido en Milán el 2 de enero de 1928, a Zedda la fascinaba el compositor italiano, quien fue muy conocido especialmente por sus óperas, y más particularmente, por las cómicas. Añadió que «como resultado general, me gusta el filósofo Rossini. Para él, el hedonismo sirve para llegar a la gran espiritualidad e incluso a Dios, llegado el caso. Su modernidad consiste en que es un libertino espiritual emparentado con Nietzsche«.
Sin embargo, el amor y pasión que sentía por la música clásica y por la ópera, se manifestó mucho más allá del estudio de la obra de su compatriota Gioachino Rossini, cuya popularidad le hizo ascender al liderazgo entre los compositores de ópera italiana en la estética del bel canto de principios del siglo XIX (género que acentuaba la voz sobre la melodía). Zedda también se enfrascó en las obras y vidas de artistas como Verdi, Bellini, Vivaldi, Händel o Donizetti.
Reveló que el secreto de su predilección y apego a esta disciplina artística, era «por una parte, haber encontrado la música de adulto y no de niño, y por otra parte, haberla descubierto a través del amor«.
Marina Alcázar, @Marina_Alcazar