Pinceladas de un Atlético de Madrid competitivo, a estos instantes del año es muy común oír decir que “el tiempo vuela” o que se nos ha ido muy rápido. Cuando caemos en cuenta que a la agenda de papel le quedan pocas páginas o que las del calendario están prácticamente agotadas es difícil no reflexionar sobre el paso del tiempo en el club rojiblanco; lleva 13 encuentros de liga, 5 de Champions y dos de copa. Su aviador mantiene que su aeronave es muy competitiva y que el objetivo es ganar todas las competencias en las que participen, en partidos de copa se vienen recuerdos de gloria.
Hace tres años, el antiguo club de aviación, llegaba a la décima corona de la copa luego de catorce años de no ganarla. A la espera del sorteo de los octavos ya se empiezan a ver los cambios físicos y comienza a aparecer la vitalidad antes totalmente ausente; como una subida de rendimiento que recién había padecido o una taquicardia de goles que asalta al que menos se lo espera. Sin olvidar que sus jugadores ofensivos han sido constantes y muy participativos en ataque, el engranaje esta haciendo cosas para acoplarse por el recorrido que se merece.
Luego de 20 partidos, a esta altura de la temporada, cuando los aficionados se hacen la pregunta o la confiesan, suelen decir que todavía en muy apresurado saber que títulos ganará el club…el problema es el todavía…
Lo cierto es que más que los pocos o muchos partidos que se tengan, lo importante, lo que cuenta, es saber ganarlos o haber sabido hacerlo; lo importante, al final, es haber sabido jugarlos y estar dejando, o haber dejado, una huella de la que los que los rivales que vienen puedan sentirse temerosos e incluso derrotados.
Los cinco periodos y un lustro, a los que arriba este año, le han enseñado a Diego Pablo Simeone que el afán por los logros nunca cesa y que es imposible sentirse satisfechos en ese aspecto, y también le han mostrado que hay otros tesoros de los que no se pueden prescindir si aspiran a la felicidad deportiva. Esos tesoros son: una buena relación con sus dirigidos, unos jugadores que valoran lo que se les expone, un conjunto a prueba de todo, una cultura de triunfo general aceptable y, por supuesto, unas convicciones deportivas que le dan sentido a la existencia del club. Lo demás es prescindible. La perspectiva que se obtiene con el paso de los años es de convencer, no cabe duda.
“José María Giménez, primer goleador copero en el Wanda Metropolitano, y doblete de Torres para ganar y eliminar al Elche. El equipo ya está en octavos de final”.
Redactor: José Manuel Burgos Bacilá
Fotógrafo: Ramiro Gómez
