Evaluar es valorar el desempeño. En el ámbito académico, evaluar es valorar la medida en la que un estudiante alcanza los objetivos del aprendizaje. Dar feedback es explicar qué se ha hecho bien, qué no se ha entendido y qué debería haberse hecho de otra manera. Sin feedback no hay progreso. Dar una simple calificación no le ayuda al alumno a mejorar. Es necesario complementar la calificación con feedback adecuado en tiempo y de calidad.

El llamado sandwich feedback consiste en resaltar primero algo bien hecho por el alumno; eso muestra que el profesor ha prestado atención y sabe valorar lo bueno. Después se pasa a mencionar de forma constructiva aquello que deba ser mejorado, bien sea porque no se haya hecho correctamente, o porque refleje errores de concepto. Lo importante es indicar cómo deberían haberse hecho mejor las cosas sobre las que se haga mención. La simple identificación de lo incorrecto no ayuda. Hay que dar consejos constructivos. Para no terminar con esas recomendaciones que, aunque constructivas, son sobre temas no bien resueltos o abordados, se hace al final una nueva mención de algo que haya estado realmente bien en el trabajo del alumno. Eso deja mejor sabor de boca y hace más fácil que el alumno reciba con agrado las sugerencias constructivas. El nombre sandwich feedback viene de estructurar en esas tres capas la realimentación que se le da al alumno.